jueves, 20 de mayo de 2010

LA TERCERA ESPAÑA

Como producto de la recuperación de nuestra democracia hemos pagado el alto precio de vivir con el fantasma de las dos España durante mucho tiempo, demasiado tiempo, con el discurso vetusto de la izquierda y la derecha. Este discurso falaz pretendía, y aún pretende, situar a los españoles en dos grandes grupos según su afinidad política y situándose como representante de la derecha al Partido Popular y de la Izquierda al frente PSOE-IU. El resto no existía, salvando algunos partidos nacionalistas que van a lo suyo y que cuentan con su representación parcial de forma permanente. Los partidos mayoritarios han utilizado muy bien el discurso interesado, apoyados por una Ley Electoral absolutamente injusta que les beneficiaba en el reparto de escaños, usando el mismo hasta la saciedad en sus campañas electorales y colocándose unos más cerca de lo social, de las políticas sociales y de los trabajadores, y otros más cerca de lo empresarial, de la inversión, de la privatización. Mantener las ubicaciones de lateralidad política era tan rentable que casi obligaba a los ciudadanos a plantearnos si éramos de izquierdas o éramos de derechas. Esta situación ha cambiado. Principalmente por ninguno de los bloques mayoritarios defiende lo que dice defender, porque el país está al borde del colapso financiero, porque cuando nos pasamos de listos y gastamos a manos llenas nos leen la cartilla desde fuera y nos obligan a actuar, porque la diferencia en la aplicación de políticas de uno y otro partido se traduce en la dedicación presupuestaria de unos 18.000 millones de euros ya que el resto lo plantean de igual forma PP y PSOE; y, sobre todo, por que los ciudadanos y electores ya no se levantan preguntándose si son de izquierdas o de derechas, eso no les importa absolutamente nada, sino que lo hacen pensando en lo mal que lo hacen unos y otros, en el fracaso de la llamada clase política y en el incremento de su desconfianza hacia los que no han cumplido con su trabajo en busca del bienestar común de los españoles. Por suerte, esta traducción de la recuperación de lo político por parte de la ciudadanía, va a traducirse en un cambio de los esquemas habituales de entender la misma y salir de una vez de la encerrona partidaria de los bloques de Izquierda y Derecha, para centrar más el debate en la confianza, en la capacidad de propuestas, en la apuesta por los cambios, en asumir la responsabilidad de penalizar a los que no han cumplido y en la esperanza de que podamos tener unos gobernantes que no hagan el ridículo, que no se lucren de la política, que se centren en los problemas del país y que sepan aplicar las políticas necesarias para vivir mejor, siendo más solidarios con los demás y con nuestro entorno. Los dos bloques están viendo desvanecerse los apoyos de los ciudadanos en cada encuesta y la valoración de líderes los coloca cada vez con menos puntuación de los ciudadanos. Por eso, los grandes estrategas electorales en ambos lados están muy a gusto con que la intención de voto de los ciudadanos se decante hacia la abstención, porque eso a ellos no les perjudica en absoluto. Una fuerte abstención seria una llamada de atención al sistema, pero a la hora de traducir en escaños no tiene ningún valor, y los partidos mayoritarios seguirían obteniendo sus representaciones y gobernando el país aunque sólo votaran un 30% de la población. De ahí que lo importante será que de una vez optemos por plantear una alternativa real a este sistema de bloques hegemónicos de la política y seamos capaces de incorporar a una tercera fuerza que realmente suponga un terremoto en la vida política sosegada y tranquila de los que se han acostumbrado a gobernarnos a pesar de lo mal que lo hacen. Por eso es importante que la ciudadanía no caiga en la abstención porque eso es lo que mejor les vendría al PP y al PSOE, y reconviertan su voto en una apuesta por el cambio real, como castigo también a los que se han aprovechado de la política y que coloque a muchos de ellos en el paro, en las colas del INEM. Ese es el poder de los electores y tiene que traducirse más pronto que tarde en colocar a cada uno en su sitio. Esperemos que sepamos elegir.

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