COLOMBIA, SEGUNDA VUELTA

Aunque el resultado electoral de la primera vuelta de las presidenciales colombianas, deja abierta la posibilidad aritmética de un vuelco en los resultados, todo parece apuntar a que la opción de Juan Manuel Santos, presidenciable del partido de la Unidad “U” revalidará su triunfo sobre el candidato del Partido Verde, Antanas Mockus. La diferencia en la primera vuelta del 30 de mayo fue abismal entre ambos, el primero obtuvo un 46’5% de los sufragios, mientras el segundo sólo llegó al 21’5%, a pesar de que todas las encuestas hablaron de un empate técnico. Hay que observar que el tercero en resultados fue Cambio Radical de Germán Vargas con un 10’2% y en cuarto lugar el Polo Democrático, de Gustavo Petro, con un 9’15%. Mockus necesitaría sumar los votos de casi todos los demás candidatos para lograr superar a Santos, mientras que este sólo precisaría de sumar alguna alianza previa para garantizar unos resultados superiores al 50%. Además de dicha opción está por ver si esta segunda vuelta llama a la participación a más colombianos y en qué dirección votarían, pues la abstención en la primera vuelta fue demasiado alta. No obstante lo anterior, todo parece apuntar a un triunfo holgado de Juan Manuel Santos como nuevo presidente de Colombia, lo que significa la continuidad de las políticas impulsadas por Uribe en los ocho años pasados. La alternativa colombiana tendrá que esperar así al menos cuatro años más para acercar sus propuestas a los ciudadanos. Sin embargo, ha sido sintomático que el binomio formado por Mockus y Fajardo haya avanzado tanto en la primera vuelta, ya que hace tan sólo unos meses ni siquiera aparecían en encuestas. Con un discurso vivo, abierto, participativo y centrando sus propuestas en el necesario cambio de rumbo político en el país, han obtenido unos resultados sorprendentes que deben servir para hacerles reflexionar sobre posibles alianzas con otras fuerzas políticas cercanas de cara a aunar esfuerzos y voluntades que favorezcan realmente la regeneración democrática en el país. Para ello, deberán cerrar algunas heridas abiertas durante la campaña electoral y trabajar conjuntamente con el Polo Democrático y algún partido menor, en la configuración de una alternativa seria para el país. A partir del 20 de Junio, los colombianos tendrán la opción de avanzar en un discurso progresista, regeneracionista y de cambio real, o quedar anquilosados por las llamadas políticas duras que englobarán en su seno a las tradicionales de liberales y conservadores que gobernaron el país durante decenios. Se nota una Colombia viva, con ganas de dar el salto a la modernidad de pensamiento, inteligente, nueva y que se abrirá paso si los políticos progresistas sin capaces de trabajar en esa línea durante los próximos años.