jueves, 6 de mayo de 2010

¿TENEMOS LO QUE NOS MERECEMOS?

Después de la triste reunión en la Moncloa del pasado miércoles, donde gobierno y oposición sólo fueron capaces de abordar dos temas de cajón, como son la ayuda a Grecia y la normativa sobre fusión de cajas de ahorro, la desesperación y la indignación se convierten ya en nuestro pan de cada día. Con la gravedad de la afectación de la crisis para el país, el número de parados que no se sostiene y nuestra economía cada vez más débil, los que se erigen en representantes máximos de los ciudadanos sacan su capote a pasear y se despachan con dos verónicas, poniendo el espectáculo muy cerca del juzgado de guardia. Considero un insulto a la inteligencia colectiva de los españoles el que tanto PSOE como PP jueguen a las campañas de imagen con problemas tan serios destrozando el núcleo fundamental de los intereses del país, de una España desestructurada, con 17 reinos de taifa, donde ambos partidos se reparten el poder, con un 20% de desempleo y más de un millón doscientas mil familias sin ingresos declarables. El miedo a que se reproduzca en España la situación de Grecia y el intento de suavizar los vaivenes de la inversión, han sido realmente las premisas para convocar esta reunión de pantomima. Hoy por hoy, ninguno de los dos líderes representa a los españoles. Insisto, ninguno de los dos. Si al presidente le quedara sólo un poquito de dignidad, de vergüenza torera, ya tendría que haber tomado el camino de la Zarzuela, presentar su renuncia al Rey, disolver las cámaras y convocar elecciones anticipadas. Porque esto no lo arreglará nunca Zapatero ni el PSOE, ni Rajoy ni el PP. Esto tienen que arreglarlos los españoles mediante el apoyo explícito en las urnas a un partido que defiende claramente otra forma de hacer política, otra forma de abordar los problemas fundamentales del país, un partido que acabe con el impresionante daño que nos ha hecho el bipartidismo y por fin coloque la política al alcance de los ciudadanos, con propuestas de cambio real y de regeneración de la democracia, que devuelva a la calle la ilusión por lo político y que haga ver a todos los españoles la necesidad de sentirse partícipes y de asumir responsabilidades. Han destrozado durante 30 años la ilusión y la esperanza de los que creíamos firmemente en que el sistema democrático era, a pesar de sus imperfecciones, el camino para reconstruir un país que resurgía casi de la nada. Han jugado, sin vergüenza, a convertirse en estadistas, cuando en realidad sólo han venido a ocupar el poder y a beneficiarse del mismo, erigiéndose en la “clase política” de un sistema de castas que coloca al ciudadano en el último escalafón vital. Así que los únicos que podemos cambiar esto de forma radical somos los ciudadanos libres, colocando a cada uno en su sitio y poniendo al frente del país una propuesta clara de cambio que pueda situarnos como una nación moderna, inteligente y capaz.

1 comentario:

Fuengirola en rosa dijo...

No se si nos lo merecemos. Si acaso hemos tardado demasiado en despertar.