lunes, 1 de agosto de 2011

EL FINAL DE LA OEA.

La Organización de Estados Americanos (OEA), acaba de sufrir el mayor varapalo de su historia al haber aprobado la comisión de exteriores estadounidense retirar los 48 millones de dólares (unos 40 millones de euros), que anualmente venía aportando a la organización. La propuesta de retirar la aportación económica ha sido realizada por los republicanos en el marco de la reducción de gastos para elevar el techo de deuda y evitar la suspensión de pagos en Estados Unidos. Aunque el margen de aprobación de la medida ha sido sólo de dos votos, (22-20), la medida será ratificada en el senado norteamericano, donde los republicanos cuentan con mayoría. La argumentación de los republicanos no deja de ser peregrina, al colocar a la OEA como una institución multilateral que beneficia a países contrarios a los intereses estadounidenses, como Venezuela, Nicaragua, Bolivia y Ecuador, sin que se obtenga ninguna contraprestación para intereses propios. La OEA sin estas aportaciones está condenada a su desaparición, ya que no podrá sostener los enormes gastos burocráticos, salariales y protocolares que actualmente tienen. La OEA ha sido siempre un nido de jubilados de la política de la región, una especia de cementerio de elefantes, una organización que no ha tenido peso político real en la zona pero que ha servido para instrumentalizarla cuando se requería, sirviendo como ejemplo el último suceso en Honduras. Es cierto que la importancia de la organización es aparentemente nula para los Estados Unidos, pero sólo aparentemente, pues es el único organismo multilateral regional en el que participa el coloso del norte. Por el contrario, la propuesta de avance de UNASUR (Unión de Naciones de América del Sur), que excluye a Estados Unidos, sigue consolidando poco a poco su estructura y avanza su proceso de unificación (a la europea) sin prisas pero sin pausas. Caminan hacia la moneda única, inversiones comunes en investigación más desarrollo, coordinación de los servicios de defensa así como pertrechos militares, armamento, munición, etc., dando pasos de gigante en cuanto a eliminación de aranceles, situándose en estos momentos como en los inicios que se dieron de la Comunidad Económica Europea, pero teniendo en cuenta sus errores e incorporando medidas más locuaces relacionadas con los mercados y la exportación. Se equivoca Estados Unidos al eliminar su apoyo a la OEA, pues aún siendo un cadáver viviente a su política exterior le servía como referente donde verter sus posicionamientos políticos. Ahora su nivel de intervención en el área se circunscribirá a las relaciones bilaterales y los tratados de libre comercio con algunos de sus países, que se están viendo mermados por las intervenciones del gigante asiático (China) y los acuerdos con la Unión Europea. Con ello, tendremos una OEA con menor peso en la región condenada a desaparecer y UNASUR subiendo en sus propuestas integradoras.

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