viernes, 7 de junio de 2013

¿EL FINAL DE LA OEA?

Tras finalizar la XLIII Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), celebrada en la ciudad de Antigua, Guatemala, cabe preguntarse en qué momento se encuentra la Organización y que escenario le espera para el futuro inmediato.

Quisiera comenzar recordando que la OEA se mantiene de las cuotas de los países miembros, aunque el principal sostenedor de la entidad ha sido Estados Unidos. En los presupuestos de años anteriores, el no pago de Estados Unidos, provocó un verdadero estrangulamiento en el funcionamiento ordinario de la OEA, poniendo en peligro la continuidad de la misma.

Curiosamente esa realidad ha cambiado, poniéndose Estados Unidos al día no sólo de sus cuotas sino de sus aportaciones a distintos programas y convenios comprometidos, arbitrando además compromisos para los años venideros. Este cambio de actitud por parte del gobierno norteamericano obedece, según mi criterio, a la pérdida de control de Estados Unidos de los procesos de integración regional y subregional que se están dando en América Latina, procesos que van mucho allá de la propia funcionalidad política de OEA.

La Organización de Estados Americanos fue creada en la época de la “Guerra Fría”, de especial interés geoestratégico para evitar reproducciones de revoluciones como la cubana y controlar, al mismo tiempo, los procesos políticos en el resto de países. Actualmente, distintos procesos como Mercosur, Sica, Unasur y, sobre todo, la Celac (Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe), quedan fuera del control de Estados Unidos y avanzan rápidamente en acuerdos y consolidación de propuestas realmente latinoamericanas.

El Gobierno de Obama ha cambiado de estrategia y se propone no sólo la continuidad de la OEA sino su potenciación como único elemento político de control hemisférico, más allá de los tratados de libre comercio. Los estados latinoamericanos hace tiempo han superado la fase de ser “patio trasero” de Estados Unidos y la concepción de Monroe:  “América para los Americanos“; avanzando cada vez con mayor congruencia en sus propias estructuras de integración regional y subregional.

La práctica totalidad de los países del hemisferio sur coinciden en la escasa validez de la OEA tal y como está estructurada, ya que se ha convertido en un elefante institucional, muy costoso, poco eficaz y que aborda asuntos con creces superados por otras estructuras creadas con posterioridad. Incluso ese era uno de los argumentos que arguyera Estados Unidos para ir retirando su apoyo, colocándose ahora al frente de la necesaria reestructuración de la Organización e inyectando dinero que evite su cierre.


El actual Secretario General, el chileno José Miguel Insulza, ya ha anunciado su marcha de la Organización para ocupar un puesto de Senador en las próximas elecciones chilenas, momento en que se abrirá el melón para que Estados Unidos coloque a la persona idónea con el objetivo de relanzar la OEA. Con lo cual, de momento, el final de la OEA no está ni mucho menos cerca.


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