El próximo viernes, 14
de junio, se celebrarán las elecciones presidenciales y a concejos municipales
en la República Islámica de Irán. En esta primera vuelta, si ninguno de los
candidatos obtuviera el 50% de los votos se procedería a balotaje el siguiente
viernes 21 de junio, con los dos candidatos más votados en la primera.
El actual mandatario
Mahmud Ahmadineyad no tiene derecho a presentarse a un tercer mandato, según la
constitución iraní. Los candidatos admitidos a la elección presidencial son
ocho después de una purga selectiva de las más de 600 candidaturas realizada
por el “Consejo de Guardianes”, según recoge el proceso de Ley Electoral
vigente.
Es difícil realizar una
clasificación de los ocho candidatos de los cuales saldrá el próximo presidente
de Irán. Podríamos calificar de “reformistas” en la relación a la actual
política autoritaria de Ahmadineyad, a tres de los ocho, que a la sazón
resultan los menos adelantados en apoyos, aunque las encuestas están prohibidas
en el proceso electoral.
El candidato más
oficialista es Saíd Yalilí, vicepresidente primero con el actual mandatario y
responsable del programa nuclear iraní. Doctor en Ciencias Políticas de 47 años
es de los mejores situados para la elección del viernes y se estima que en caso
de no conseguir el 50% de los votos será uno de los dos contendientes que pasen
a la segunda vuelta.
Yalilí es el favorito
de los sectores más continuistas del régimen de Ahmadineyad, pero tendrá en
frente a otros miembros queridos por la población del mismo régimen. Entre los
más probables de pasar a una segunda vuelta se encuentra Alí Akbar Velayatí,
médico de 67 años y quien después de haber sido Ministro de Asuntos Exteriores
con Jomeini, actualmente es consejero de política internacional del principal
enemigo de Ahmadineyad, el ayatolá Jamenei.
A pesar de que los dos
citados son los que cuentan con más posibilidades de obtener la presidencia
iraní, no hay que descartar que se produzca alguna sorpresa entre los seis
candidatos restantes, pues todos cuentan con una dilatada hoja de servicios
desde el 79. Las diferencias en los debates a ocho, retransmitidas en directo
por la televisión nacional, son mínimas. Se basan más en detalles que en
cambios reales de orientación sobre la política nacional e internacional del
régimen iraní. Por ello, resulta muy difícil pronosticar un claro vencedor en
este proceso electoral.
Sí parece bastante
probable que ninguno alcance la mitad de los votos más uno en la primera
vuelta, por lo que estaremos muy pendientes de los dos candidatos que se
enfrenten en la segunda, donde harán manifiestas sus diferencias reales para
obtener la presidencia.
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