Se han cumplido 100
días desde que Susana Díaz asumiera por herencia la Presidencia de la Junta de
Andalucía y, justo hoy, faltan 100 días para que se celebren las elecciones
anticipadas pregonadas y fijadas estratégicamente por el PSOE desde Ferraz. La
justificación del adelanto no pilla a nadie por sorpresa.
En primer lugar, el “susanato”
tiene que revalidar en las urnas el nombramiento por herencia, de lo contrario
el tan cacareado “poderío” de Susana Díaz sería considerado de peso pluma. Los
socialistas saben que revalidando la presidencia de la Junta de Andalucía en
las urnas, ese poderío será más real y se lo exigirán si quiere seguir teniendo
un papel relevante y de fuerza en el PSOE federal.
En segundo lugar y,
aunque parezca lo contrario, los socialistas nunca se han sentido cómodos con
los comunistas, jamás en la historia. Las alianzas actuales son la consecuencia
de los resultados aritméticos electorales, nada que ver con una alianza estable
y de futuro. Pensando en una supuesta fuerza mediática de la heredera, estará
en su mente modificar la correlación de fuerzas para no precisar del
desagradable e incómodo yugo del apoyo de Izquierda Unida.
En tercer lugar, unas
elecciones el 23 de marzo en Andalucía presuntamente relanzaría la imagen del
hundido PSOE de cara a las elecciones europeas de mayo próximo, alentando a los
votantes del resto de España con unos buenos resultados en Andalucía.
Muy importante, en
cuarto lugar, intentar dar cerrojazo mediante elecciones al pasado y presente
de los ERES en Andalucía, subvenciones de UGT, intentando un borrón y cuenta
nueva real al menos desde el ámbito del parlamento y del gobierno andaluz.
Por último y no menos
importante, esconder entrando en proceso electoral, los míseros resultados del
informe Pisa en Andalucía, los recortes en Educación y en Sanidad, las listas
de espera insufribles en el SAS, los nulos resultados en la creación de empleo
y en acciones políticas para abordar el desempleo juvenil, más un largo etc.,
de incompetencias del gobierno en que ha estado prácticamente en funciones. Se
intenta con la convocatoria electoral un borrón y cuenta nueva, al tiempo que
se esconden sus paupérrimos resultados de gestión política.
Por todo ello, quizás
algún escondido interés más, Susana Díaz va a adelantar las elecciones para el
23 de marzo de 2014. Lo justificará de mil maneras, enfrentándose al gobierno
central, arremetiendo contra el PP, argumentando que Andalucía necesita
reflotar su transparencia y el buen hacer del PSOE, etc., etc., Pero lo que realmente esconde son los cincos
argumentos señalados arriba. Lamentablemente, de nuevo, los andaluces y
andaluzas son lo de menos en la visión partidista que el PSOE tiene de esto de
la política y la gestión pública.
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