No se preocupen. No voy
a hablarles de los planes de pensiones sino de algo mucho más importante, el
plan o los planes de vida. Durante esta semana me he reunido en varias
ocasiones con un grupo de jóvenes (de entre 20 y 30 años) para analizar
distintos temas de actualidad, conocer su opinión y, sobre todo, su realidad.
La situación general del grupo responde a la estadística del desempleo: un 60%
no tiene trabajo y del 40% empleado el 75% con contratos temporales y ganando
una miseria.
Hemos analizado, entre
otras cosas, la realidad en el tema de las pensiones, las dificultades para que
un joven pueda acceder en el futuro a la jubilación con garantías de percibir
una pensión dados los requisitos a cumplir en la actualidad y el aumento de los
mismos, como tendencia, cuando les toque a ellos el momento dentro de cuarenta
años. El grupo de jóvenes no se muestra preocupado por su pensión de
jubilación, mucho menos con comenzar a hacerse un plan de pensiones porque no
tienen como alimentarlo. Su preocupación principal es que no tienen un plan, un
plan para su vida.
El 75% del grupo ha
terminado una licenciatura universitaria, algunos con master, y el resto al
menos tiene el bachiller. Los que tienen empleo viven el aquí y ahora, saben
que el mismo puede desaparecer en cualquier momento y que las opciones más
claras estarían relacionadas con el sector servicios siempre sujeto a la
estacionalidad y temporalidad. De los que no tienen empleo, algunos se han
planteado emigrar a algún país europeo o latinoamericano, pero le faltan
incluso de recursos para dar el salto a lo desconocido.
A esas edades, recuerdo
que en nuestro tiempo (los 80) teníamos por delante todo un mundo de opciones
importantes para ir definiendo qué plan de vida íbamos a iniciar. Incluso a
sabiendas de que podríamos equivocarnos en la primera elección y podríamos
rectificar en el momento oportuno. Algunos pensábamos en casarnos, tener
nuestra familia, nuestro hogar, un empleo que nos gustará al que dedicar 1/3 de
nuestra vida, tener hijos, continuar estudiando, etc.
Ahora los jóvenes
carecen de plan. El puntal básico para poder plantearse algo es el empleo, no
ya el indefinido, sino ni siquiera el temporal. Para tener un plan, uno tiene
que saber que será de su vida en los próximos 10 días, en los siguientes 10
meses y en los próximos 10 años (la teoría conocida como el triple 10). Si la
situación actual no permite saber, en muchos casos, que será de los jóvenes en
los próximos 10 días, cómo van a poder plantearse qué será de ellos en los
próximos 10 años.
Esta situación no es
casual, sino causal. Está dirigida por unos intereses económicos que fijan en
la inmediatez y en la permanencia de la incertidumbre sus armas para contar con
una sociedad entregada a los intereses del capital. En lo político también
tiene su efecto: aumentar la desafección, permitiendo así que los bloques de
votantes fijos e incondicionales mantengan su poder, aunque aumente el
porcentaje de abstencionistas.
Si no hacemos algo por
revertir esta situación en el aquí y ahora, tendremos un problema social de
graves consecuencias. Una o dos generaciones perdidas, resultan una realidad
que ninguna sociedad puede permitirse. Hay que incentivar Planes de Empleo
Juvenil, asumir que estamos en una situación de emergencia nacional y, como
tal, diseñar estrategias para que esto cambie a la mayor brevedad posible. Eso
siempre que los intereses de los gobernantes no estén aliados con los intereses
económicos para intentar consolidar la situación, sin proponer alternativas de
cambio.
1 comentario:
'incentivar planes de empleo juvenil' es lo que han dicho en Europa y en el gobierno con la miseria que han adjudicado al tema (comparado con el rescate a la banca). Este tipo de soluciones consisten en rebajas fiscales a empresarios mafiosos que seguirán precarizando el trabajo. También en subvencionar a los 'planificadores' que diseñan el invento (por supuesto). Si no vamos más allá (bastante más allá) el sistema seguirá manteniendo y aumentando las diferencias sociales. Creo que estamos hasta arriba de palabrerías ('planes...). ¿Alguna propuesta real, o seguimos con más de lo mismo?
Publicar un comentario