lunes, 9 de diciembre de 2013

GOBIERNO MEDIOCRE.

Instalados en que la realidad es la que impone las políticas y que no se puede hacer aquello que vaya en contra de los intereses de Europa (Alemania), nuestro gobierno está demostrando la incapacidad para llevar a cabo medidas de alcance con resultados a medio y largo plazo. Ninguna de las medidas tomadas hasta ahora estaría dentro de un plan, una estrategia con verdaderos visos de previsibilidad ante la grave situación que atenaza a España, desde las pensiones hasta la educación, pasando por la sanidad y el empleo, la estructura política del estado o el incremento de la pobreza.

Ni siquiera son capaces de responderse a las preguntas básicas de la planificación: Cuando se toma una medida, siempre hay que analizar a quién beneficia y a quién perjudica, al tiempo que cabe preguntarse lo mismo en caso de que no se tomase dicha medida. Esta dinámica es utilizada por la gran mayoría de los que nos dedicamos a la Planificación Estratégica y su análisis y conclusiones suelen ser de lo más certeras, evitando la improvisación y el despilfarro de propuestas y presupuestos.

Nuestro gobierno es mucho más cortoplacista y lo que le interesa son los resultados que se tendrán en las próximas elecciones, no gobiernan para las próximas generaciones sino pensando en el rédito electoral de determinadas medidas. Muchos políticos del arco parlamentario les acompañan en esa dinámica, pues realizan también oposición cortoplacista basada en la contestación inmediata (normalmente en negativo) sobre las propuestas y ocurrencias gubernamentales. Básicamente el PSOE, alejado de un plan real alternativo, cegado por la alternancia, adolece de una visión holística que les sitúa en el amarre del bipartidismo como forma de gobierno.

Es cierto que la mayoría de la población se deja seducir por los resultados inmediatos de la aplicación de determinadas políticas públicas y que eso lo saben muy bien los dos trasatlánticos, pero no lo es menos que muchos ciudadanos comienzan a pensar en futuro, sobre todo en aquellas decisiones que nos afecta a medio y largo plazo. En la medida en que la población vaya valorando posicionamientos más de Estado y menos de Partidos, la permanencia del bipartidismo corre peligro. En política no basta pensar en el hoy sino, sobre todo, pensar en el mañana sabiendo que el país será distinto en población, problemáticas y necesidades.

De momento esto es lo que tenemos: un Gobierno atónito, con encefalograma plano y que actúa más como delegado de Alemania que como responsable último del futuro de los españoles. Es la clave que tenemos la obligación de cambiar en las próximas elecciones generales.


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