CINCO MESES DE SECUESTRO

Se cumplen cinco meses desde el secuestro de los tres cooperantes españoles en Mauritania, pertenecientes a la ONG Acció Solidaria. Tras la liberación de Alicia Gámez, que se encuentra en buen estado de salud, las noticias que el gobierno trasmite sobre los dos retenidos, Albert Villalta y Roque Pascual, van siempre en la misma línea: las gestiones van bien, se encuentran bien, pedimos de nuevo paciencia y confianza en las gestiones del gobierno, esto es un tema largo, trasladar a la familia la certeza de una pronta liberación, etc.etc. Lo cierto y verdad es que cinco meses en manos de subcontratas de Al Qaeda, son muchos meses. Según las distintas informaciones que han ido apareciendo por boca de liberados de otros países, los secuestradores cambian de lugar a los secuestrados con bastante frecuencia, lo que da a entender que cuentan con distintos puntos de retención para evitar ser descubiertos y con un apoyo de silencio por parte de la escasa población del desierto. Es preocupante que su liberación tarde mucho tiempo más, debido a que la subida de temperaturas en el Sahara ya se está haciendo notar y las condiciones de desgaste de los secuestrados serán cada vez mayor. La falta de resultados por parte de la inteligencia española nos hace pensar en la debilidad de nuestro servicio exterior para abordar asuntos como el que nos ocupa. Nada que ver con la diligencia francesa o italiana, que de momento han resuelto varios de los casos que tenían pendientes con los facinerosos. Nuestra diplomacia no está pasando pos sus mejores momentos, tanto por la anodina gestión de Moratinos como por el escaso peso político de nuestro presidente Zapatero. Ni siquiera en el marco de la presidencia europea ha sido capaz de avanzar en la solución del problema de los secuestrados. Todos somos conscientes de lo delicado de la situación, de que estás cosas son lentas y que es preferible ir despacio a cometer errores en las presuntas negociaciones que se estén llevando a cabo. Pero al mismo tiempo, hemos de continuar manteniendo el tema en la opinión pública para que no nos olvidemos del asunto y para presionar a las autoridades con responsabilidad en su aplicación en la resolución del secuestro. Mientras tanto, sólo nos queda intentar estar informados por las agencias de información europeas y africanas, ya que nuestro gobierno no suelta prenda.