viernes, 30 de abril de 2010

RECUPERAR LO POLÍTICO

Nuestro sistema democrático ha ido degenerando en un simple sistema representativo, donde los partidos políticos favorecidos por la Ley Electoral, fabricada hace 32 años para aliviar del espectro partidario a las formaciones pequeñas, obtienen una representación y a partir de ella desarrollan su propia política. Lo político es de los ciudadanos. Somos nosotros los que tenemos que recuperar la acción política que nos ha sido robada por partidos interesados en gobernarnos hurtando nuestras capacidades, nuestras propuestas, siguiendo sus propios criterios y prioridades, y convirtiendo el mundo de lo político en un coto cerrado donde se forja toda una corporación de profesionales del tema. Hemos de ser conscientes de la importancia que tiene el quehacer político en nuestras vidas y, sobre todo, en las generaciones venideras, pues lo que hagamos o dejemos de hacer ahora dibujará un país para el mañana con un perfil u otro. Por eso, los ciudadanos no podemos “pasar” de la política. No debemos confundir la valoración negativa que hacemos de la actual clase política con que tengamos que dejar definitivamente en sus manos lo que quieran hacer con nosotros y con el Estado. La responsabilidad que tenemos no es la de renunciar porque pensemos que todos son iguales y que todos buscan lo mismo. La responsabilidad nos debe llevar justo a lo contrario, a observar con ojo avizor qué es lo que propone cada formación política y exigir unos resultados propios de un buen trabajo en las instituciones. La responsabilidad ciudadana comienza con su voto, es decir, eligiendo libremente a quienes serán sus representantes para desarrollar una labor para el bienestar de toda la sociedad, con una buena gestión, con limpieza y transparencia meridiana. Por ello, y a pesar de que tanto PSOE como PP están desgastando tanto a los ciudadanos que muchos de ellos dejarían de votar en unas elecciones próximas, la reacción debería ser justamente la contraria, porque eso es lo tienen marcado como objetivo estos partidos hegemónicos. A ellos ni siquiera le interesa el número de votantes ni el porcentaje de abstención, es decir de la no participación ciudadana. Lo que realmente les interesa es el porcentaje que obtiene su partido sobre el total de los votantes, porque con ello obtendrán unas u otras representaciones. De ahí, que ahora más que nunca y significando un esfuerzo más por defender un sistema democrático real, los ciudadanos tengan que asumir su responsabilidad y votar a otras opciones políticas, estás ya no nos valen, han sucumbido al calor del poder y la mala gestión. Esa es la responsabilidad máxima del ciudadano político, la de no dejar en manos de unos pocos lo que quieran hacer o dejar de hacer, sino asumir en primera persona que es objetivo prioritario de nuestro ser ciudadanos recuperar lo político para el bien común.

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