martes, 6 de julio de 2010

EL PARO EN ANDALUCÍA

En plena temporada estival la cifra de paro en Andalucía sólo ha disminuido en 1.523 personas. El dato es preocupante, ya que a pesar de que se espera un aumento en la contratación en el mes de julio, hemos de recordar que en años anteriores el empleo veraniego ha tenido un impacto mucho mayor que este. La explicación es sencilla. Se han producido los contratos habituales en la fecha pero ha aumentando el desempleo en otros sectores. Eso lo han ocultado para regocijarse en la triste cifra de subida. Además, casi el 90% de los contratos nuevos en Andalucía lo han sido con una extremada temporalidad, pues si en campañas anteriores el contrato de verano duraba los tres meses, este año los mismos se han visto recortados a la duración de un mes, permitiéndose los empresarios ampliar el mismo en caso de que el verano vaya bien. Todo parece indicar que el desempleo volverá a crecer en el mes de septiembre, incluso algunos analistas auguran que en el mismo agosto ya sentiremos el descenso en la creación de empleo. Las inversiones realizadas por la administración andaluza han sido mínimas y los efectos de los planes E del gobierno ya han cubierto su periodo de ejecución, dejando sin efecto su intencionado frenazo en algunos sectores. Según la EPA estamos en el millón de parados en Andalucía y si nadie lo remedia lo superaremos con creces en los próximos meses. El desempleo afecta ya en nuestra comunidad a un 26% de la población activa, golpeando con mayor crudeza a los jóvenes demandantes de primer empleo y mayores de 45 años. De nuevo estamos viendo el fantasma en el crecimiento andaluz de la pérdida de potencialidades en nuestros jóvenes y un anquilosado desempleo para los trabajadores de la última etapa productiva. Si a ello le unimos la disminución salarial del personal de la administración pública, la subida del IVA, el incremento de impuestos y del tramo del IRPF de la comunidad autónoma, hemos de contemplar en el panorama andaluz un otoño e invierno muy de mesa camilla, es decir, de pocas salidas y poco consumo, en la búsqueda de ahorrar lo poco que nos deje la crisis. La clase política vive instalada en el discurso fácil de la afectación económica mundial y muy pocas ideas aparecen en el parlamento andaluz y en los plenos municipales. Pareciera que han cubierto el objetivo de trasladar a la población el problema de los efectos de la crisis consiguiendo un cierto grado de aceptación de las mayorías en que ya vendrán tiempos mejores y que la culpa de todo esto se sitúa en el exterior. Pero por suerte ya los andaluces no se dejan engañar por discursos y marketing político fácil. El derecho al pataleo se va a traducir en un castigo en las urnas con el objetivo de que muchos de estos políticos ineptos puedan pisar alguna vez la oficina del INEM para sellar la cartilla.

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