POLLOS, CALVOS Y HOMOSEXUALES.

En el marco de la inauguración oficial de la Conferencia Mundial de los Pueblos para el Cambio Climático, que se celebra en Tiquipaya (Cochabamba), Bolivia, el presidente Evo Morales se ha dejado caer con una serie de conclusiones lapidarias sobre los efectos del consumo de carne de pollo, que según él, favorece las tendencias homosexuales, poco varoniles, y que por efecto de otros consumos transgénicos mucha gente pierde pelo, con lo cual todos nos quedaremos calvos y aumentará el paro al cesar su actividad laboral los peluqueros. Lamentablemente, el presidente de Bolivia ha conseguido todos los efectos contrarios a su pretendida difusión de lo que se está discutiendo en Cochabamba, pues miles de personas organizadas en 10 mesas de trabajo, están analizando los fallos de la Cumbre de Copenhague sobre el Cambio Climático de diciembre pasado y realizando propuestas que ayuden a mejorar los compromisos sobre la defensa de la Madre Tierra. Esta labor, que ha movido a una importante representación de países latinoamericanos y ha abierto la participación a las organizaciones sociales y ecologistas del mundo, ha quedado tristemente empañada por unas declaraciones absurdas, nada rigurosas con la ciencia, ridiculizando al propio Morales, que no ha estado a la altura de las circunstancias. Un mandatario, presidente de un país, no puede realizar tales afirmaciones sin que alguien le diga que ha cometido un grave error. Primero, porque de ser cierto que en Bolivia los pollos de granja son alimentados indebidamente, lo que ha de hacer un estado serio es clausurarlos, aplicarles las normas internacionales emanadas de la OMC y de las recomendaciones de la OMS, así como de su propia normativa nacional. Es decir, si de verdad hay un incumplimiento en esa materia lo que procede es aplicar la legislación nacional e internacional. En segundo lugar, sus comentarios, más allá de la simplicidad, van a afectar en Bolivia (espero que no afecte a los países cercanos, que son grandes consumidores de carne de pollo), porque trasladan mensajes machistas, que lamentablemente tienen aún mucho eco entre la población boliviana. Es decir, no ayuda para nada a mantener una actitud de la población respetuosa con las tendencias sexuales que han de vivirse en libertad. Por último, la bajada de enteros que supone sobre su figura personal como Presidente de Bolivia, siendo a nivel internacional el hazmerreir del mundo y que tiene una repercusión directa sobre la valoración hacia los bolivianos y hacia lo boliviano. Sólo ha conseguido con sus paparruchadas aparecer en todos los medios internacionales y que los bolivianos sientan vergüenza de su presidente. Y, de paso, anular la seriedad de los debates que en la cumbre de Cochabamba se discuten para mejorar la situación del planeta.