viernes, 17 de diciembre de 2010

LA NAVIDAD EN TIEMPOS DEL WIKILEAKS

Tengo que confesarles que estoy disfrutando con las fugas del Departamento de Estado norteamericano, que hace públicas Wikileaks para horror de la administración estadounidense y llamada de atención a los líderes mundiales. De sobra sabemos que no está saliendo todo lo que tienen, porque son conscientes de que hay cables que no pueden ver la luz pública y, asumiendo su responsabilidad, los mantienen en secreto. Pero con lo que está saliendo publicado, personalmente, me doy por satisfecho. A muchos les puede parecer mal que esto salga a la opinión pública cuando teóricamente son Secretos de Estado. Pero la gran mayoría manifiesta no sólo su interés por el tema sino su satisfacción por desenmascarar al país más potente del mundo y dejar que todos sepamos lo que se cuece en su diplomacia. Cumple así una función esencial en esto que llamamos “democracia” que siempre ha estado coja del nivel de información necesario. Una sociedad desinformada esta llamada a una participación política y social de baja escala. Por eso soy de los que piensan que la libertad y el derecho a la información tienen que formar parte de nuestras sociedades democráticas y denunciarlo en aquellas que no permiten dichas libertades y derechos. La información no debe ser hurtada a los ciudadanos y debe manifestarse en el tiempo más real que sea posible. Anteriormente conocíamos ciertos Secretos de Estado a su prescripción, después de 25 años tapados. Actualmente gracias a las fugas estamos informados casi de inmediato. Así que estas navidades, en las que nunca solía pedirles nada ni a Noel ni a los Magos, voy a aprovechar mis retrasos de solicitudes y voy a pedirles por duplicado. Quiero más fugas, que se hagan públicas y escritas, no sólo del departamento de estado norteamericano, también de las grandes multinacionales, de las empresas farmacéuticas, de la gran Banca, de las Bolsas, del mercado y tráfico de armas, del uranio enriquecido, de las armas nucleares, del petróleo, del tráfico de drogas y del cambio climático. Queremos saberlo todo, que nada se quede en cables secretos enviados por las embajadas, ¡a la calle con ello!, que se pongan encima de la mesa los movimientos que realizan los poderosos de este mundo, las estrategias y guerras sucias que utilizan, que desenmascaremos a aquellos que tienen por ley saltarse la misma para conseguir, cueste lo que cueste, los beneficios pretendidos. No nos dejemos engañar por opiniones en contra de la libertad total de información porque eso significaría que aceptamos saber sólo un poco de lo que sucede. Así que espero que me traigan esos regalos navideños y me hagan disfrutar del conocimiento, de lo que hacen, opinan y organizan los dueños de este mundo. Sólo socializando esta información podremos tener garantías de que no nos engañan demasiado, sólo un poquito.

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