martes, 29 de marzo de 2011

DONANTES PARA HAITÍ

Se cumple un año de la celebración de la Conferencia Internacional de Donantes para Haití, que se realizó en Nueva York con el auspicio de Naciones Unidas y donde los países participantes se comprometieron a la donación de 10.000 millones de dólares para la reconstrucción del país devastado por el terremoto de enero de 2010. En aquella ocasión, la por entonces Vicepresidenta del Gobierno español, María Teresa Fernández de la Vega, comprometió la ayuda española en 346 millones de euros, cifra que se encuentra muy lejos de lo realmente enviado hasta el momento. La demora en el pago no es sólo española, el resto de los donantes sólo han desembolsado a la fecha en total algo más de 1.000 millones. Los motivos que alegan son variados: la inestabilidad política en el país, que debe cerrarse con los resultados de la segunda vuelta electoral celebrada el 20 de marzo; la escasa operatividad de Naciones Unidas en Haití para poder desarrollar un programa de reconstrucción nacional planificado para el desarrollo, hasta ahora sólo han podido gastar 600 millones de dólares y casi todo en ayudas de emergencia sanitarias y alimenticias; la complicación de la epidemia de cólera, que sumaba un nuevo elemento crítico a las prioridades; etc.etc. Lo cierto es que después de todo este tiempo la población haitiana afectada por los efectos del terremoto aún sigue viviendo en campos de palos y plásticos, y que nadie tiene claridad a la hora de definir un Plan de Reconstrucción Nacional que era lo primero que había que tener. Una vez más, la comunidad internacional nos está demostrando su incapacidad para abordar con seriedad un asunto de primera magnitud, que desentona con la rapidez y celeridad con que toman resoluciones de intervención armada contra terceros países y la efectividad que demuestran en esas acciones. Mucho me temo que el destino de millones de haitianos no está entre las prioridades ni de Naciones Unidas ni de los países donantes. Los afectados haitianos malviven en situaciones críticas, agravadas por no tener una fecha referente de cuándo puede comenzar a cambiar su situación. La ineptitud de unos y el desinterés de muchos ayuda a que los países donantes sientan realizado su compromiso con el anuncio de la cantidad que van a donar. Nada importa que no se estén llevando a cabo las propuestas de reconstrucción y que los haitianos se sientan abandonados a su suerte. Está claro que necesitamos una nueva forma de tratar el asunto de Haití, pero mientras tengamos estos organismos internacionales y unos gobiernos donantes despreocupados e interesados, no podremos sentirnos satisfechos con lo que estamos haciendo. Lamentablemente, Haití no tiene petróleo.

1 comentario:

Francisco Igeño dijo...

Ni gas, ni diamantes, ni ningun producto necesario para el Mundo rico, solamente tienen hambre, enfermedades y carencias y estascosas para los ricos no tienen importancia.