miércoles, 16 de marzo de 2011

TURISMO ANDALUZ

No deja de sorprenderme la tendencia de nuestra Consejería de Turismo de convertirse en el mayor activo empresarial para el fomento del turismo en Andalucía. Y digo empresarial porque, lejos de planificar a medio y largo plazo las acciones necesarias para consolidar nuestra marca, anda metida en propuestas cortoplacistas y de una miopía preocupante. La coyuntura internacional obligará a cambiar algunos de los paradigmas en que se basa nuestra oferta turística y para mantener el marchamo andaluz hay que trabajar mucho en la excelencia y la calidad. Eso pasa por mantener unas playas en excelente estado de revista (que no lo están), por unas ciudades limpias y saludables (que no lo son) y por una oferta cultural amplia y variada que atraiga a un tipo medio de turista (que no la tenemos). Sin una planificación de nuestra oferta turística estaremos condenados en breve plazo a ir perdiendo visitantes que sin duda obtendrán más, mejores y más baratos servicios en otros lugares. Hacer de Andalucía todo un circuito turístico lleva tiempo, pero lo importante es saber cómo se empieza y cómo se termina el diseño de dicha planificación. El problema llega cuando no hay planificación, visión de futuro, y vamos actuando a trancas y barrancas a golpe de coyuntura. A principios de año, con las revueltas en Túnez y Egipto, el Consejero se apresuró a afirmar (con un cierto alejamiento de la realidad) que los hechos de las revueltas en el Norte de África favorecerían al turismo andaluz, pues se desviarían a nuestros destinos aquellos turistas que aplazarían sus opciones por la ribera sur del mediterráneo y tendríamos que ir preparándonos para recibir a esos nuevos o recuperados turistas. La semana pasada, con el terremoto y tsunami de Japón, se centró su análisis en los 250.000 turistas japoneses que anualmente visitan la Alhambra y la Mezquita de Córdoba, que dejarían de visitarnos en los años venideros por las consecuencias económicas para el país nipón, para lo cual habría que ir abriendo otros mercados. Mientras se debaten en estos análisis tan obvios, olvidan la realidad de los cierres de hoteles en la Costa de Sol en temporada de invierno, cosa que no había ocurrido hacía mucho tiempo, la reducción de puestos de trabajo en el sector (más de 15.000 el año pasado), y continúan sin tener una propuesta firme de trabajar por la excelencia y la calidad que garantice no sólo el bienestar de los ciudadanos andaluces, sino la fidelización del turismo hacía nuestra comunidad. Mientras siga teniendo la Consejería mentalidad de empresa basada en la inmediatez y no aplique los criterios políticos necesarios para avanzar progresivamente en los próximos años, estaremos condenados a ir dando palos de ciego en nuestro turismo y poniendo en peligro uno de los principales renglones de ingresos en nuestra economía.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Yo tengo la sensación de que la Administración ciertamente no tiene trazado un plan de actuación, por fases, que culmine con el posicionamiento de Andalucía como destino de excelencia y calidad. Gran culpa de eso lo tiene la descoordinación entre las distintas administraciones, así como del color político de éstas.

No podemos estas a expensas de aprovechar las desgracias de los destinos competidores para lanzar datos esperanzadores para nuestra industria.