viernes, 26 de marzo de 2010
ADIOS PSOE, ADIOS.
Tanto los cambios en los órganos internos del PSOE de Andalucía como la remodelación de gobierno efectuada por Griñán, tienen unos objetivos muy claros centrados en cerrar un traspaso que hizo en falso. Sin embargo, los pasos dados por el actual secretario general del partido socialista y Presidente del Gobierno Andaluz, no sólo han sido demasiado tímidos y casi insignificantes sino que además pueden traerle más de un problema.
Ayer, Griñán, reunió a los cargos de su partido en Andalucía, por supuesto todos ellos ocupan cargos públicos, para llamarlos al orden en una especie de clase teórica sobre los retos del socialismo en el Siglo XXI. La principal preocupación del PSOE en estos momentos es no ganar las elecciones andaluzas y generales, y por eso la llamada a los socialistas para que inventen nuevas propuestas, trabajen duro y recuperen al electorado que están comenzando a perder. La relación que mantiene el PSOE con los ciudadanos es la de meros electores, es decir, nos interesan los cambios y la gestión pública para que nos voten y sigamos en el poder.
Después de 30 años gobernando en Andalucía, el partido socialista está absolutamente quemado y muy preocupado porque tengan que salir del Gobierno Andaluz, ya que ello le supondría la aplicación de un Expediente de Regulación de Empleo de muchísimos militantes socialistas, algunos de los cuales llevan ocupando cargo público desde la pubertad. Las prebendas partidarias y a los municipios que han realizado durante tantos años de gobierno dejarán de existir, rompiendo una dinámica trasnochada de clientelismo político que aún no nos ha dado a los andaluces la mayoría de edad.
Entre responsables de consejerías, vice consejeros, secretarios generales, asesores, directores generales y delegados provinciales, estaríamos hablando de muchísimos puestos que quedarían en la calle. Actualmente cuentan con poder suficiente para recolocar a las personas que van sacando de una responsabilidad, pero si cambia el gobierno y sería una vez pasadas las elecciones municipales, se encontrarían con un verdadero problema de reubicación de sus responsables políticos.
En democracia la regeneración tiene que venir dada por un tiempo límite en el ejercicio de un cargo público y evitar que se constituya una “clase política” que nos gobierne siempre. Al constituirse en una “casta”, por sí misma tiende a crear las estructuras necesarias para mantenerse intocable.
Así que ya es hora de realizar la necesaria transformación que precisa Andalucía, apostando por una alternativa real que no sólo suponga una alternancia de partidos sino un cambio profundo en la forma de entender la política y las instituciones públicas.
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