martes, 30 de marzo de 2010

ELECCIONES EN BOLIVIA

El domingo 4 de abril se celebran en la República de Bolivia elecciones municipales y autonómicas. Las mismas cobran una especial relevancia por tres motivos. El primero comprobar si el índice de popularidad y aceptación del presidente Evo Morales se mantiene después de las elecciones presidenciales del pasado diciembre. El segundo, por primera vez desde la llegada al poder en 2006 del Movimiento al Socialismo (MAS) se comprobará si el grado de apoyo presidencial se traduce en el apoyo a los alcaldes de la formación de Morales. Y, por último, después de la aprobación de la nueva Constitución Política del Estado, se celebrarán elecciones a Gobernadores regionales de las nuevas autonomías que están aún por desarrollar en el país, y hará falta comprobar si se mantiene el pulso permanente al gobierno central por parte de regiones como Santa Cruz, Beni, Tarija o Pando. La oposición, todavía desunida, va a jugar sus bazas para obtener el mayor número de alcaldías posible y los gobiernos autonómicos de la llamada “Media Luna”, conformada por los departamentos citados. El MAS puede conseguir los departamentos de Oruro, La Paz, Potosí, Cochabamba y Chuquisaca, pero lo tendrá muy difícil en Pando, Tarija, Beni y, sobre todo, en Santa Cruz. Respecto a las alcaldías, el partido del presidente obtendrá la mayoría de las mismas, pero en las capitales importantes tendrá problemas, como el caso de Potosí, donde con toda probabilidad ganará René Joaquino, quien se postulara como presidenciable en las pasadas elecciones de diciembre, y cuya valoración ciudadana de los potosinos le es bastante propicia. También en La Paz, el actual alcalde Juan del Granado, del Movimiento Sin Miedo, goza de la aceptación popular de los paceños por una gestión intachable en los últimos años. Más reñida estará la elección de Alcaldes en las ciudades de Cochabamba, Sucre, Tarija y Santa Cruz de la Sierra, donde no hay una mayoría clara de intención de voto y habrá que esperar los resultados de las urnas para conocer los posibles pactos y alianzas que se puedan producir para gobernar estos municipios. Después de las reformas estatales y la aplicación de los consiguientes planes estratégicos que se están poniendo en marcha, Bolivia necesita una consolidación de las estructuras institucionales municipales y regionales que permita un avance de la población en consecución de objetivos de mejora en el país. Para ello, no resulta obligatorio que los gobiernos descentralizados sean monocolores, más bien resultaría muy interesante y deseable, que el país pudiera articularse en base a distintas opciones políticas en las estructuras intermedias, de tal forma que llegasen a consolidarse opciones reales de control al Gobierno. Los bolivianos vienen demostrando desde la recuperación de la democracia en el país un alto interés por la política y su participación es masiva en las urnas. El pueblo soberano determinará quiénes serán sus gobernantes autonómicos y municipales. Y saben que el país necesita que todas las instituciones tiren desde el mismo lado de la cuerda para continuar avanzando. En ese contexto hemos de observar los resultados del cuatro de abril.

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