miércoles, 24 de marzo de 2010

LAICISMO EN SEMANA SANTA

El Nacional Catolicismo implantado en España por Franco durante cuarenta años inundó nuestras realidades cotidianas como un sistema de control, orden y obediencia. Patria y fe iban absolutamente de la mano y la iglesia caminaba bien en ese marco, de tal forma que tanto montaba la Iglesia como el Estado. La separación podría ser considerada pecado o sedición y se trataba de calar en todos los instrumentos sociales, culturales y religiosos posibles la mezcla indisoluble del Estado con la Iglesia Católica. Muchos vestigios de aquello nos quedan aún después de treinta y cinco largos años sin dictador católico, apostólico y romano. Ahora se acerca la semana santa y en sus procesiones vemos cómo el ardor guerrero, el himno nacional y la fe, continúan absolutamente mezcladas, como si en estos años pasados no hubiera ocurrido nada. La manifestación individual o colectiva de la fe y el elemente cultural que supone todo lo que rodea a la semana santa, tiene que desprenderse de ciertos ritos instalados que atentan de forma contundente contra el laicismo marcado en nuestra constitución. La participación de nuestras fuerzas armadas en los desfiles procesionales acompañando a algunas imágenes, la escolta permanente de los cuerpos de seguridad del estado, la interpretación del Himno Nacional cuando las imágenes salen de los templos o cuando entran de regreso; nos indican que aún no hemos cambiado tanto en la percepción cotidiana de la mezcla entre Iglesia y Estado. Como español me siento absolutamente identificado con un himno que nos representa pero se me vuelve inadmisible unir ese himno de todos a la imagen de un Cristo o de una virgen. Como español valoro el trabajo y el desempeño de nuestro ejército y de nuestras fuerzas y cuerpos de seguridad del estado, pero cuando adornan con su presencia los desfiles en procesión de imágenes religiosas de una fe concreta hacen que me cuestione el uso irresponsable para fines que nada tienen que ver ni con el estado, ni con la seguridad ni con la defensa del país. El laicismo de un Estado se mide no sólo en sus leyes madre como la Constitución o en leyes concretas que lo desarrollen, sino sobre todo en evitar a toda costa que en la puesta en escena de determinadas religiones y actos religiosos aparezcan entremezclados los símbolos del Estado y de la Iglesia.

1 comentario:

Buenos dias con Poesía dijo...

Tuve la suerte de conocer al obispo de Málaga Ramón Buxarrais en el voluntariado de prisiones de la carcel de Melilla y el mismo como Obispo tenía esta visión en los 80 desde la propia Iglesia. Fue criticado y odiado.

Mucho ha llovido y nada se ha hecho y ciertas tradiciones se complican. No quiero ni pensar la que se formaría con la Legión...