viernes, 5 de marzo de 2010

PSOE, ACTO II

La celebración del Congreso Extraordinario del PSOE de Andalucía persigue dos objetivos fundamentales. Primero, reforzar la imagen de Griñán en Andalucía que hasta ahora aparece apagada y anodina; y, segundo, visibilizar el cambio de Secretario General tras la marcha de Chaves a Madrid. La escenificación del cambio de Secretario General va a traer cola, pues dentro del Partido Socialista no todo el mundo apoya a Griñán, ya que quiere hacer un cambio en profundidad del partido y traducirlo también en el ámbito del Gobierno Andaluz. Por lo que se cuece en el mentidero político y tras la celebración del Congreso, tendremos una crisis de gobierno andaluz con la reducción de algunas consejerías y el cambio de varios consejeros. Inmediatamente una concentración de las delegaciones provinciales de las consejerías, lo que disminuirá el número de puestos ocupados por los socialistas. Algunos de los que serán afectados ya se están posicionando en contra de estos cambios porque se quedarán fuera y aunque les hayan prometido puestos de salida en las distintas listas de las municipales, no quisieran perder los privilegios obtenidos hasta el momento. Andalucía necesita en estos momentos de todo menos representaciones teatrales partidarias. Con los datos de afectación de la crisis en nuestra comunidad, el Gobierno Andaluz aún no ha presentado una propuesta para salir de la misma y la oposición sólo se queda en el “nosotros lo haremos mejor”. Los cambios de “imagen” que se van a realizar tras el congreso son sólo eso, cambios de imagen, pero no se producirá ningún cambio político. Los socialistas viven anquilosados en el pasado y es un partido cargado de prebendas a pagar dentro de sus filas. Ello hace que se encuentren muy atados de pies y manos para hacer algo interesante. Las encuestas, por primera vez en la historia reciente de nuestra democracia, dicen que el PSOE perdería las elecciones en Andalucía, teniendo que abandonar el gobierno de la Junta después de 30 años de partido único. Según sus cálculos tendrían que mantener unos muy buenos resultados y pactar con Izquierda Unida para seguir gobernando, cosa que ya han hecho en varias administraciones como la Diputación de Málaga, Córdoba, Ayuntamientos como Córdoba y Sevilla, y muchos más. El PSOE pactaría con quién fuera con tal de mantenerse en el poder andaluz. No obstante, los andaluces ya estamos bastante cansados de más de lo mismo. No creemos en un Gobierno para Andalucía que no gobierne para los andaluces, ni en un partido que confunde permanentemente lo institucional y público con el propio partido, a semejanza del PRI mejicano que se mantuvo 70 años en el poder. Andalucía necesita un cambio en profundidad y ese cambio no puede venir de las actuales fuerzas políticas. Precisamos de una regeneración democrática de altos vuelos, de un cambio profundo de personas que pongan las instituciones al servicio de los ciudadanos y no se sirvan de ellas para realizar política de baja altura. La sorpresa no le va a venir al PSOE por la subida del PP, sino por la entrada en la escena política andaluza (hecho que se daría por primera vez en la historia electoral de la comunidad) de un nuevo partido en el parlamento andaluz. Unión Progreso y Democracia avanza con fuerza y ya está poniendo en crisis las estructuras de los partidos mayoritarios. Muchas esperanzas se están volcando en UPYD, sobre todo por parte de la juventud y de los núcleos urbanos de Andalucía. Necesitamos en el Gobierno Andaluz un partido nuevo, con entereza y honestidad, que no viva de la política sino para hacer política en beneficio de la ciudadanía. Eso es lo que realmente les pone nerviosos y les descoloca su mapa de estrategias. Por eso tantas representaciones teatrales y las que nos quedan.

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