miércoles, 10 de marzo de 2010

DOS MESES DEL TERREMOTO EN HAITÍ

Cuando la tierra no cesa de temblar en Chile, Taiwán y Turquía, se cumplen dos meses del terremoto más demoledor de los últimos tiempos en Haití. Doscientos cincuenta mil muertos; la capital del país, Puerto Príncipe, totalmente destruida; millones de personas que se han quedado sin nada durmiendo bajo plásticos en época de lluvias y un futuro incierto por delante. Un desastre humanitario que difícilmente vamos a poder olvidar. En este periodo transcurrido la ayuda de emergencia y humanitaria, que tendrá que permanecer en el país por largo tiempo, aún no llega a cubrir todas las necesidades básicas de la población y el desorden sigue dominando a la estabilidad. Decenas de miles de familias han decidido desplazarse hacia el interior del país, hacia las zonas rurales. Otros miles han sido acogidos en campamentos organizados por Naciones Unidas, organizaciones internacionales que prestan las atenciones sanitarias y de suministro y el apoyo de las fuerzas militares de emergencia enviadas a Haití. A final de mes se celebrará en Estados Unidos la Segunda Conferencia Internacional de Donantes para Haití, después de la primera celebrada en Canadá. En esta Conferencia se perfilará un nuevo paquete de ayudas y compromisos económicos con el país pero, sobre todo, se priorizarán los objetivos de reconstrucción, los mecanismos de gestión y control, estableciendo unos plazos razonables que sean evaluables en el inmenso trabajo que queda por hacer. De la Conferencia de Donantes debe salir la propuesta de la creación de una Comisión Especial para la Reconstrucción de Haití que actúe codo con codo con el actual gobierno haitiano, para garantizar el buen manejo de los fondos internacionales y el diseño coordinado de lo que será el nuevo Haití. En estos momentos hay que hacer especial énfasis en una gestión absolutamente transparente del periodo de reconstrucción que haga creíble la actuación de la comunidad internacional. La ayuda internacional debe estar perfectamente coordinada y controlada, evitando cualquier tipo de malversación y conociendo hacia donde se orienta el proceso de reconstrucción. Supondría un enorme fracaso el comenzar a realizar construcciones de nuevas de viviendas, centros educativos, de salud, instituciones públicas, etc., sin tener claro el diseño final del nuevo Haití. Todo esto tiene que hacerse contando con el pueblo haitiano, con sus autoridades actuales, dejando para más tarde los procesos electorales que fueron suspendidos por los efectos del terremoto. Ya habrá tiempo para fijar una fecha concreta electoral que puede colocarse dentro de un año, pero lo realmente importante en estos momentos es concentrar el apoyo internacional y acometer las tareas de atención a la población y la fase de reconstrucción de Haití.

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