jueves, 11 de noviembre de 2010
LA ESTRATEGIA DEL CARACOL
Arrinconados por los malos presagios electorales, fruto sin duda de la pésima política aplicada en Andalucía, el PSOE andaluz ha marcado una estrategia interna bastante peligrosa que les puede llevar al abismo del que se encuentran a solo un paso. Como nos dibujó Sergio Cabrera en su película del mismo nombre, se trata de atrincherarse en la casa (institución) a toda costa para no perder los privilegios de habitabilidad que han tenido durante treinta largos años de uso exclusivo.
En primer lugar, la recolocación. Todos los efectivos del partido: ejecutiva, comité director, secretarios provinciales, miembros del gobierno andaluz, delegados provinciales, etc., deben permanecer en los ámbitos de la administración pública para garantizar que, en su paso por los fríos cuarteles de invierno, durante cuatro años, puedan hacer repuntar al partido y volver a convertirse en opción válida para 2016. Para ello, la oficina de recolocación andaluza está situando en puestos claves de las municipales a todo el personal que pueda y hará lo propio en sus candidaturas a Andalucía cuando llegue el momento.
En segundo lugar, sabiendo que dentro del convento les queda poco (en este caso Hospital de las cinco llagas), nos presentan unos presupuestos para 2011 exclusivamente elaborados en clave interior. Pretenden consolidar su posicionamiento en algunos sectores de nicho de voto socialista abandonando a su suerte al tejido productivo andaluz, las pequeñas y medianas empresas, los autónomos, con lo cual el retraso de la esperada salida de la crisis tendrá un año más, debido a la falta de una planificación seria del desarrollo sostenido y sostenible de nuestro crecimiento económico. Mantener lo que hay, sin tener en cuenta la necesaria elaboración y práctica de un plan global de desarrollo andaluz, es tan inútil y poco ambicioso que pone de manifiesto la falta de ideas de un partido anquilosado y vetusto.
Por último, comenzar a dibujar el escenario del nuevo partido, aquel que recuperará las fortalezas perdidas, diseñando para este tema estrategias copiadas del perdedor Zapatero, a saber, colocar al frente del partido a personas con peso político que muestren a los ciudadanos la clave de la renovación socialista. Lo que ocurre es que tanto a Zapatero como a Griñán esta estrategia les saldrá mal, porque pretender la renovación del partido recuperando a viejas glorias del mismo, no parece que sea la más adecuada de las tácticas en política. Personas que llevan 30 años ocupando cargos públicos, coches oficiales, que entraron con acné juvenil a esto de la política y que hoy están ya a punto de jubilarse, no parece que ofrezcan ningún elemento de regeneración y alternancia dentro del grupo socialista. Sin embargo, son las personas que ahora le hacen falta ante la inminente entrega a los brazos de Izquierda Unida en el hipotético caso de que ambas formaciones puedan mantener mayoría para gobernar en Andalucía.
En fin, una estrategia del caracol, siempre con la casa a cuestas (mantenerse en las instituciones sea como sea y al precio que sea), que dibuja un PSOE andaluz lento, atrapado en sus propias contradicciones y que deberá replantearse demasiadas cosas para seguir en esto de la política.
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