martes, 23 de noviembre de 2010

LOS REGALOS DE LULA

Por simpático, me ha parecido oportuno dedicar la nota de hoy a la noticia difundida ayer sobre los regalos que el presidente brasileño Lula da Silva ha recibido durante sus ocho años de mandato al frente de Brasil. El teletipo afirma que en este periodo es el presidente mundial que más regalos ha recibido, en concreto la friolera de 760.440 regalos procedentes de todas las partes del mundo, muchísimos del propio Brasil, yendo desde los tremendamente caros procedentes de casas reales árabes hasta los realizados por campesinos de las tierras cariocas. Sin duda Lula ha marcado en este tiempo una diferencia con el resto de gobernantes en América Latina y me atrevería a decir que con el resto de gobernante mundiales. Se ha ganado la simpatía de su pueblo (deja la presidencia con el 85% de aceptación popular) y es reconocido, buscado e invitado por casi todos los gobiernos mundiales y organismos internacionales. No se producen tantísimos regalos a un gobernante porque sí. El problema viene ahora para una persona que no ha acumulado riquezas en su mandato, debido a que según el reglamento de presidencia brasileño los regalos lo son a la persona del presidente y cuando este sale del cargo ha de llevarse los regalos consigo. En caso de que el presidente quisiera poner en venta alguno de los regalos recibidos, sería el estado brasileño el preferente comprador de los bienes, al estar vinculados los mismos con el cargo representado. De momento lo que tiene que hacer antes del 1 de enero, fecha en la que entrega la banda de presidenta a la flamante Dilma Rousseff, es embalar todos los regalos, 760.440 y sacarlos de palacio de gobierno. Así está descrito en el reglamento citado. Además de los regalos, más de 600.000 cartas, documentos, películas, fotos, etc., que precisarán también de un tratamiento de almacenaje. Entre los regalos, cita la fuente, se encuentran exquisitas espadas con rubíes árabes y dos batidoras regalo de unos campesinos. Las cantidades son astronómicas, ya que sólo en cuadros originales la cifra se sitúa en unas 80.000 pinturas, más que suficiente para montar una galería o un museo. Todo el traslado de las obras y demás regalos tienen que correr a cuenta personal del presidente saliente, con lo cual ahora Lula tendría que hacer frente a un desembolso que no tenía contemplado. La imagen tienen que imaginarla. Lula ha puesto al frente del tremendo embolado a unas 20 personas que diariamente exponen ante él una cantidad concreta de regalos para que determine qué hacer con cada uno de ellos. Este me lo llevo, este que se quede en palacio de gobierno donación al país, este que se lo regalen a no sé qué museo, este a la biblioteca nacional…No me digan que no es genial. Me ha arrancado una sonrisa mañanera el asunto.

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