lunes, 14 de febrero de 2011

ANDALUCÍA NUESTRA

Cumplimos 31 años desde que el 28 de febrero de 1980 se llevara a cabo el Referéndum sobre la Iniciativa del Proceso Autonómico en Andalucía. Se trataba de decidir si nuestra comunidad autónoma se regiría por lo ordenado en la Constitución Española por su artículo 143 (las llamadas autonomías de vía lenta) o por el art. 151 (las llamadas comunidades históricas). En aquel entonces, el partido en el gobierno central, UCD de Suarez, planteaba que Andalucía garantizaba su autonomía sumándose al 143, y que no encontraban argumentos políticos e históricos para incorporarla al 151. Por ello propugnó el voto en blanco o la abstención, con la intención de que en el referéndum no se llegara a conseguir el porcentaje necesario para asumir la autonomía plena. A ello se sumo el Partido Popular, entonces Alianza Popular, cuyos dirigentes enarbolaban la bandera del centralismo para evitar que una región tan importante para España como Andalucía pudiese obtener un sistema de gobierno de autonomía acelerada. Recuerdo aquel momento a la perfección. Grupos de jóvenes estudiantes y trabajadores salíamos a las calles de los barrios a explicar lo que significaba una opción u otra a los vecinos que querían escucharnos solicitando, obviamente, el apoyo para el 151. Pancartas con el número, bombos rocieros, guitarras, servían tanto para mostrar nuestra alegría por salir del agujero negro donde se encontraba Andalucía en esos momentos como para animar a la participación de los vecinos de una región adormecida, aletargada por tanto tiempo de dictadura y abandono. Las libertades y la democracia habían venido para quedarse y la ciudadanía tenía que participar y hacerlo con conocimiento de causa. Posteriormente, al año siguiente, pudimos comprobar que estuvimos a un paso de volver al caos un 23F que nunca olvidaremos. Las marchas y manifestaciones en apoyo del artículo 151 eran innumerables, los actos en plazas, jardines, locales de Asociaciones de Vecinos, parroquias, colegios, eran interminables. Se olía ya la entrada de la primavera andaluza y el aire manaba perfumes de un azahar que brotaba con la intensidad de quien no quería perderse el momento histórico. Nuestra Andalucía, la de todos, por fin se incorporaba a la normalidad política y se aventuraba una mejoría considerable en nuestro atraso histórico. A pesar de toda la propaganda oficial del partido en el gobierno y de Alianza Popular, y con la excepción de la provincia de Almería donde sólo votaron por el 151 el 42,07%, el resto de las provincias andaluzas votaron afirmativamente por la vía autonómica que hoy tenemos. Y fue así como un 28 de febrero salimos de la oscuridad y el ostracismo. Por tanto, es un día para celebrar, aunque lastimosamente el festejo ha quedado circunscrito a los actos oficiales en los que escasamente participa la ciudadanía andaluza. Y también es un día para reflexionar por dónde vamos, qué nos falta por hacer, qué tenemos que corregir y qué desarrollo tenemos para el presente y futuro de nuestra querida Andalucía.

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