miércoles, 23 de febrero de 2011

LA FELICIDAD

Dibujar un mapa de lo que significa la felicidad es tan difícil como subjetivo, ya que cada persona tiene su propia definición de lo que significa ser feliz. Depende del momento vital en que intentemos definirla, del espacio o lugar desde el que lo hagamos y del tiempo real en que se produce. Según nuestro diccionario, la felicidad es un estado de ánimo de la persona que se encuentra plenamente satisfecha al tener lo que desea o disfrutar de una cosa buena. Algo más amplio, sería el concepto de felicidad el poder haber alcanzado una meta propuesta, siendo el estado sentido de satisfacción y alegría. Todo parece indicar que cuanto menor sea el grado de desarrollo de una determinada zona, región o país, los elementos necesarios para conseguir la felicidad suelen bajar en el escalafón a asuntos más mundanos y primarios pero de una importancia crucial. Así por ejemplo, en muchas regiones del mundo la felicidad pasaría por el hecho de contar con agua potable, agua de riego, un pequeño pedazo de tierra para poder cultivarla, criar algunas cabezas de ganado y animales de granja, de forma que les permitiera al menos comer dos veces al día. En nuestro país, alcanzar la felicidad también va acercándose a temas más mundanos como el simple hecho de tener un trabajo, si este fuera fijo mejor todavía, que nos permitiera despreocuparnos del saldo de nuestra cuenta corriente para pagar las facturas de la luz, el agua o la hipoteca. Quedan así relegados a un segundo orden, cuestiones más prosaicas sobre la consecución de la felicidad relacionadas con la paz mundial, la garantía de una mejor redistribución de las riquezas entre la población mundial o la preservación del medio ambiente y la biodiversidad como síntoma de perdurabilidad de las especies. En la medida que nos encontramos con más trabas para obtener lo que consideramos básico, nuestros mínimos sobre la felicidad también tienden a refugiarse en lo particular, que tengamos salud, que nuestra familia esté bien, que no nos falte un plato de comida en la mesa, que podamos permitirnos algún capricho, etc., Y parece obvio que el rasero de nuestra felicidad se dirigirán hacia temas más comunitarios en la medida en que nuestras necesidades básicas y elementales estén cubiertas. En el lado opuesto se encuentran los infelices, que lo son también en la misma medida en que su realidad temporal, geográfica y vital gradúe su infelicidad. Son personas que nunca están contentas con nada y que suelen poner su punto de mira en otras personas que según ellos son más felices, para plasmar su situación de infeliz. Aquello de no es más feliz el que más tiene sino el que menos necesita, se convierte para ellos en un fraude y maldicen su suerte de forma permanente en la mayoría de las ocasiones con un egoísmo exagerado. Sea cual fuere la definición que tengamos cada persona de lo que es la felicidad, lo importante debería ser que nos sintamos felices, contentos y alegres de poder dedicar nuestra vida a encontrar y sentir el eje de nuestra existencia: la búsqueda de la felicidad.

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