lunes, 17 de enero de 2011

DUVALIER VUELVE A HAITÍ

Jean Claude Duvalier, Baby Doc, sucedió en el poder a su padre, el dictador Francois Duvalier, Papa Doc, que gobernaron entre los dos periodos en Haití desde 1957 hasta 1986. Fueron 29 años de larga agonía para la población haitiana que esquilmaron todos sus recursos económicos enriqueciendo a “la familia” como era denominado el clan Duvalier, título parecido al de la mafia siciliana. Como en todas las dictaduras de la época en América Latina, la represión a los disidentes fue extensa en el tiempo y contundente en la cantidad acabando con la vida de más de 70.000 opositores en todo el periodo, sofocando cualquier tipo de alternativa democrática en el país, hasta que baby doc fue expulsado por una revuelta popular similar a la ocurrida en los recientes días en Túnez. Pero durante ese periodo de dictadura familiar, a pesar del saqueo del país y de los asesinatos políticos, Jean Claude también mantuvo a raya a la delincuencia organizada presentando como un éxito ante la opinión pública internacional un país pacificado, libre de tráfico de drogas y bandas armadas, que garantizaban las inversiones de capital extranjero. Después de los sucesivos gobiernos haitianos hasta la fecha actual, la situación en Haití se ha ido degradando, lo que da como resultado una realidad de desestructuración social y política, de narcotráfico y narcomenudeo, de bandas organizadas, de trafico de personas, sobre todo jóvenes y niños, tráfico de órganos, de descontrol y corrupción policial y, sobre todo, de hambruna y empobrecimiento de la población. A ello se le suman los efectos devastadores del terremoto del año pasado y la epidemia de cólera vigente en el país que sitúan a Haití al borde del precipicio. En ese clima se empeñó la comunidad internacional en la celebración de las elecciones presidenciales pasadas, que tenían que haber realizado el domingo 16 de enero la segunda vuelta. Muchos coincidíamos en señalar que no era el momento oportuno para celebrar las elecciones y que sería aconsejable una prórroga de al menos seis meses o un año para celebrarlas en unas mínimas condiciones de control por parte de los organismos internacionales. El resultado fue que no llegó a celebrarse la segunda vuelta y que el Consejo electoral dictaminó la anulación del proceso electoral, lo que ha calentado mucho más si cabe a los habitantes haitianos que ven cómo los donantes no aportan el dinero comprometido en la reconstrucción, entre otras cosas porque no se fían de las actuales autoridades. Con un clima tan encendido no es de extrañar, y aquí hay que enmarcarlo, el regreso del último dictador de Haití, baby doc, que se presentará como salvador de la actual situación de caos, y que es muy posible que esté pensando en encabezar una asonada militar para hacerse de nuevo con el poder. Se mostrará como el salvador del pueblo diciendo que viene a ayudar a sacar al país del atolladero en que se encuentra y hasta es muy posible que cuente con apoyos populares que le refuercen. Todo parece apuntar a que esperará un poco de tiempo la resolución electoral de convocatoria de nuevas elecciones para candidatear democráticamente a las mismas. Él sabe que la comunidad internacional no permitiría un golpe de estado actualmente en Haití y preferirá jugar las bazas que la democracia le brinda. Pero si el tema se retrasara o empeorara la situación política y social del país, Jean Claude optaría por el golpe, lo que sumiría al país en un letargo internacional muy difícil de solucionar. Sea como fuere, no resultaría nada recomendable la vuelta a la política haitiana de este personaje enriquecido a costa de un pueblo pobre y represor nato reconvertido ahora en salvador de la patria. El fantasma de la dictadura vuela de nuevo sobre Haití y, lo que puede aún ser más grave, una ola de enfrentamientos armados en la calle que pueden ocasionar una guerra civil que es lo único que le hacía falta a Haití en estos momentos.

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