miércoles, 20 de abril de 2011

¿CAMBIOS EN CUBA?

Después de la celebración del VI Congreso del Partido Comunista de Cuba, en 52 años de gobierno castrista, podemos sacar algunas conclusiones sobre los acuerdos de reformas planteado en el mismo. Más de 1.000 delegados han asistido a este evento, donde cabe resaltar que en la composición del nuevo Buró Político del PCC (15 miembros), así como en el Comité Central (115 miembros), tienen presencia mayoritaria generales e históricos de la revolución cubana, algo incomprensible ante la bronca que se han llevado los delegados por parte de Raúl Castro a cuenta de la ineficacia de la actuación política del partido único en el país. La presencia de las fuerzas armadas en los órganos del partido, debe entenderse como un enroque del propio gobierno cubano, que no confía en los cuadros más jóvenes después de sus experiencias con Felipe Roque y Carlos Lage. A pesar de anunciar toda una serie de reformas necesarias para preservar los triunfos de la revolución, se ha colocado al frente de estas reformas a lo más ortodoxo del partido sin muestras de renovación interna, dejando claro que Cuba es diferente. La renovación se irá produciendo conforme vayan falleciendo sus cuadros de primer nivel que superan todos los 75 años, siendo este el principio del fin de cualquier opción de cambio. Las reformas aprobadas por el Congreso del PCC, son bastante interesantes en su globalidad, pero todas ellas pierden su verdadero cometido si el país no da los pasos necesarios para volver a un régimen totalmente democrático. El anacronismo cubano perjudica fundamentalmente a los cubanos, que ven cómo se les cercena la posibilidad de libertad política en la isla una vez más y se cierra filas en torno a los históricos. Cuba necesita reformas como las aprobadas: descentralización política del estado, favorecer el empleo privado, autorizar la compra-venta de tierras y viviendas, poner en marcha una producción agrícola, ganadera y de servicios con inversión privada, y descargar a la administración del peso de millones de funcionarios. Sobre ello se han dado algunos pasos interesantes en este Congreso. Pero todo ello deja de tener sentido al continuar negando la mayor: Cuba debe convertirse en un país democrático a la mayor brevedad posible, con libertad de información, libertades de opciones políticas, libertad de opinión, de movilidad, y obtener el derecho de sufragio a las alternativas políticas que se presenten. El miedo del PCC a posibilitar la aparición de otros partidos políticos, es justificado con el discurso retrogrado de impedir el paso al capitalismo que acabe con la revolución, mientras los problemas reales de los cubanos siguen sin solucionarse. Por lo tanto, puede calificarse el resultado del Congreso de una oportunidad perdida para los anhelos democráticos en la Isla.

No hay comentarios: