lunes, 25 de abril de 2011

LA DEMOCRACIA SECUESTRADA

Estamos viviendo tiempos difíciles del desarrollo pleno de nuestra democracia si los ciudadanos no vuelven a recuperar su máxima responsabilidad de sentirse realmente la parte fundamental de su funcionamiento. Y titulo la nota “democracia secuestrada” porque es obvio que en nuestro país desde 1978 la alternancia de los dos bloques políticos mayoritarios ha colocado a los electores en la disyuntiva de apoyar a unos u a otros, como si no fuera posible ninguna otra alternativa. Ese planteamiento hegemónico de la representatividad electoral lo han cultivado como perlas valiosas tanto el PSOE como el PP, a los que obviamente les interesa mantener la disyuntiva electoral en la dicotomía derecha-izquierda, sabiendo que así anulan cualquier atisbo de alternativa real en otras fuerzas políticas, y garantizándose la posesión del voto ciudadano. Pero los tiempos han ido cambiando, y con ese cambio la ciudadanía ha visto como se han ido frustrando cada vez con más fuerza algunos elementos fundamentales de nuestra democracia y viendo como la “clase política” se ha adueñado y apropiado de su representación en las instituciones. Cada vez se confía menos en los políticos, que se han ganado a pulso el desprecio social, pero en ambos partidos saben que al final todos vuelven a plantearse la disyuntiva del voto útil para intentar frenar el ascenso al poder del contrincante. Ha cambiando también la percepción del ciudadano en cuanto a las opciones políticas a elegir, dándose cuenta, eso sí poco a poco, que su voto, su elección, no debe ser utilizada para hacer las cosas mal ni para tomarse a chufla lo que realmente piensan los ciudadanos. Y por eso se acerca el momento de que una vez sea la ciudadanía la que empiece a colocar las cosas en su sitio y tome opciones de elección distintas para poder garantizar que los avances democráticos no son secuestrados por más tiempo. Acabar con el monopolio político ejercido hasta ahora es uno de los objetivos que hemos de plantearnos, pero quizás el fundamental sea recuperar la dignidad de nuestro voto elector, ejerciendo nuestro derecho a elegir, no quedándonos en casa, y hacerlo por alternativas reales para el cambio necesario en este país. La única posibilidad de devolver la confianza en lo político serán opciones que se alejen de los frentes actuales, entrar definitivamente en el siglo XXI con una nueva mentalidad, moderna y eficaz, de lo que significa la gestión de lo público. Por eso, las elecciones del 22 de Mayo, son algo más que elegir a un Alcalde o concejales. Debe convertirse en un intento de los ciudadanos de rescatar elementos y pilares fundamentales de nuestra democracia representativa, apoyando nuevas propuestas y asumiendo su responsabilidad a la hora de elegir.

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