lunes, 20 de junio de 2011

LA CAMPAÑA DE VERANO

Con el calor, caído de golpe, comenzamos ayer a ver todas las playas llenas de gente. Sentarse o tumbarse a tomar el sol, charlar, jugar con los niños, leer, se van a convertir en este verano que comienza, en el deporte nacional. Desde el ámbito de lo económico mirando con desesperación que la campaña nos ayude a salir de la crisis, al menos una salida de temporada que nos de un respiro ante la asfixia del desempleo. Sin embargo, y a pesar del lleno hasta la bandera, los bares, restaurantes y chiringuitos, que son los que realmente le toman el pulso a eso de la recuperación, ya han manifestado su desolación. Mucha gente en las playas, mucho paseo, se llenan los establecimientos, pero muy poco consumo. Y es que la crisis está en las carteras y monederos del personal. Las sombrillas, sillas y mesita, de casa, la nevera con hielo cargada de bebidas fresquitas, los filetes empanados y la tortilla de papas, el embutido para la merienda y el pan necesario para acompañar el día. Las familias recuperamos la tradición de las vacas flacas de llevarnos todo a la playa para evitar, en lo posible, tener que gastar en el chiringuito. Así las cosas, las previsiones de una remontada de nuestra economía en los meses de verano se va esfumando como la espuma de las olas al romper y hasta los extranjeros que llenan nuestros hoteles parecen contagiados del ahorrar en sus gastos, pues gastan muchísimo menos por persona que hace unos años. Los salarios del personal contratado para la temporada han bajado, hoy cobran menos que en 2008. En el mejor de los casos lo mismo y los beneficios para los empresarios también se estancan. El gobierno amenaza con continuar hasta marzo del próximo año mientras los españoles nos apretamos el cinturón del que apenas quedan agujeros para apretar más, aunque confiando en una recuperación del empleo de temporada y una revitalización de nuestra menguante economía podría servirles de gancho electoral para adelantar las elecciones a noviembre. Y no se enteran, o no quieren enterarse por que tengan otros intereses, de que esto ya no da más de sí. Que el problema es de raíz y que ellos son parte del problema y no de la solución. Ayer en la playa muchas de las conversaciones generales pasaban por la política, desmintiendo así las encuestas que indican que el personal pasa de la misma, porque de lo que se pasa no se habla. Y no había oreja que pegaras donde no escucharas hablar de ZP, de Rubalcaba, del PP o de Rosa Díez. Pero lo coincidente era la necesidad de acabar con este gobierno agónico, con encefalograma plano, y dar la voz a los ciudadanos para que con su voto decidan sobre quiénes deben representarles en el Congreso y qué Gobierno desean tener. Así que tendremos un verano de poco gasto pero de mucha charla. Eso es lo que hay.

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