La proximidad de las elecciones
municipales han puesto en marcha varias iniciativas de participación ciudadana
con el objetivo de “GANAR” algunas de las alcaldías a las que se plantean
concurrir. El hartazgo hacia los partidos políticos tradicionales, su mal hacer
y separación de la ciudadanía, su mala gestión que condena a los municipios a
deudas infernales, deriva en un rechazo popular también hacia las
instituciones, cuestión peligrosa pues dejar vacías las instituciones de
alternativas populares es dejarlas en manos de una oligarquía partidista e
interesada.
Tras la irrupción de PODEMOS en
las elecciones europeas de Mayo y su proyección hacia el futuro, todas las
estrategias de los partidos clásicos cambiaron en un intento por recolocarse en
el nuevo escenario. La pregunta clave era “¿qué hacemos para no recibir un
batacazo en las municipales?. Casi al mismo tiempo, se concreta la propuesta de
Guanyem Barcelona, con una perspectiva popular y ciudadana, como una nueva forma de
hacer política que aglutinara a vecinos y vecinas de toda la ciudad, que
rompiera con los moldes atrofiados de lo de siempre y se situara en Ganar
Barcelona, recuperar la institución para la ciudadanía. Su avance y
consolidación, su alto nivel de participación ciudadana con más de 32.000
firmas de apoyo y más de 6.000 personas participando en la elaboración
colectiva, son muestra de las grandes posibilidades que tiene la propuesta para
hacer efectiva la implicación de la población en la política municipal e
impedir que la hagan otros.
Casi automáticamente, como si
fuera una propuesta que pudiera calcarse a cualquier precio y bajo cualquier
premisa, comienzan a aparecer otras propuestas similares en varios municipios
españoles. Poco importaba el discurso inicial que impulsa Guanyem, ciudadanos
para Ganar el Ayuntamiento, donde las siglas de los partidos no aparecen ni
tienen un peso específico en el seno de la organización. El método seguido por
Guanyem ha sido sumar voluntades, ciudadanía participando, elaborando,
discutiendo y con todo el poder para decidir, sin intermediarios. La clave está
en una nueva forma de hacer política, porque la vieja política ha tenido 35
años para hacerlo y no ha sabido o no ha querido.
En los procesos de participación
ciudadana pueden diferenciarse dos métodos: los dirigidos y los asamblearios.
Esto quiere decir que ante la asunción de una estrategia que le pueda ser
válida para mantener un espacio en peligro de extinción, algunos partidos
intenten camuflarse en una propuesta participativa y ciudadana. Insisto,
propuesta que nunca pusieron en marcha con anterioridad. Bastaba entonces, dar
el primer paso para proponer un GANEMOS, asegurándose la dirección del proyecto
y no perder espacios de representación partidaria al mismo tiempo. Todo ello,
adornado de llamadas a la convergencia, la confluencia, la unidad, de otros
partidos políticos (mesa camilla de siglas) a los que arrastrar al
posicionamiento previamente diseñado por ellos para no perder su espacio. Los
ciudadanos, en este proceso, vendrían después. Una vez cerrado lo “importante”,
habría que volcarse en los barrios a trasmitir la necesidad de unirnos todos
para GANAR el Ayuntamiento.
El otro método, el asambleario,
mucho más cercano al llevado a cabo por Guanyem, consiste en establecer unas
líneas básicas de funcionamiento y un desarrollo de los instrumentos de
participación, donde los verdaderos y únicos protagonistas sean los vecinos. El
punto de partida es bien distinto: si no hay un empoderamiento ciudadano de la
necesidad de cambiar la política municipal, que se plasme en un cambio real de
la institución para colocar en primer lugar a las personas y no los intereses
partidistas, el envite no merecerá la pena.
Si un movimiento ciudadano se
convierte en masivo, es decir, cuenta con una participación popular amplia,
está garantizando que el apoyo en las municipales será también amplio. En
cambio, si el método es la suma de siglas, la ciudadanía no se siente llamada a
participar con fuerza, pues “son los mismos de siempre” que quieren unirse para
ganar y no la ciudadanía que se empoderar para sumir su responsabilidad en
cambios reales en la gestión de los Ayuntamientos.
En Guanyem Barcelona, varios
partidos se han ido sumando a la iniciativa, participando individualmente como
personas en los mecanismos de participación creados por la asamblea ciudadana
de Guanyem, sin privilegios de ningún tipo y asumiendo que será su apuesta para
concurrir a las municipales.
En definitiva, el proyecto no se
puede consensuar por partidos y luego venderlo a la ciudadanía, sino justo al
contrario: Si los ciudadanos asumen su responsabilidad y tiran adelante con el
proyecto se sumarán cada vez más ciudadanos y los partidos políticos empezarán
a apoyar una apuesta por GANAR la alcaldía.
Al iniciar la estrategia por parte
de algunos partidos, lo que realmente se pretendía era garantizar su parcela de
poder y representación, tanto en el Ayuntamiento como en la Diputación
Provincial, pero cercenando la posibilidad de real de poner en marcha una
apuesta de participación ciudadana real, generadora de ilusión y con capacidad
de cambiar la política municipal.
Bajo mi punto de vista, este es
el problema fundamental que tenemos actualmente en GANEMOS MÁLAGA (quizás
también en otros Ganemos) y la pregunta del millón es si aún estamos a tiempo
de poder reconducir la situación. Para ello deberíamos aclarar algunas
cuestiones, que formulo a modo de hipótesis:
n Si
la participación de ciudadanos y ciudadanas de Málaga, rondaran las 5.000
personas, organizadas en los barrios, en las comisiones de debate y
elaboración, haciendo propuesta para un nuevo Ayuntamiento ¿estaríamos
planteando algún problema sobre la confluencia y convergencia a las
municipales?.
n ¿Por
qué no se puso en marcha un mecanismo distinto desde el principio, que garantizara
el empoderamiento ciudadano?. A quién o quiénes no les interesaba hacerlo,
comenzando la casa por el tejado.
n Los
enfrentamientos habidos hasta la fecha ¿son del todo irreconciliables o estamos
a tiempo de reconducir el proceso y ponerlo en manos de los ciudadanos, sin
carnet en la boca?
n ¿Estamos
en capacidad de dar todo el poder a la asamblea ciudadana, sin imposiciones de
fórmulas jurídicas, y que se la Asamblea la que decida todo lo que haya que
decidir?.
Sin una respuesta clara a estas
cuestiones el proyecto será PERDIMOS, no GANEMOS.
Si por el contrario, como si la
historia fuese un ordenador que se ha quedado enganchado y que hay que
REINICIAR, con altura de miras, con generosidad y compromiso por el cambio
real, apagamos el ordenador y REINICIAMOS, es muy posible que la ciudadanía
cambie su percepción del proyecto y pueda asumirlo como suyo.
Pienso que estás son las
cuestiones a debatir de cara a tomar una decisión (ciertamente urgente), que
nos indique si seguimos adelante o no, con la única condición de que no
engañemos a la gente. A nosotros mismos podemos engañarnos, pero al pueblo NO.