COPENHAGUE: AHORA O NUNCA.
Paco Pineda.
Próxima a cerrarse la Cumbre de Copenhague los acuerdos fundamentales contra el calentamiento global aún están por definirse. Los líderes mundiales pasarán en las próximas horas por la sede de la cumbre intentando consensuar algunos de los siguientes puntos:
Cifras de reducción de los gases de efecto invernadero.- Los compromisos anunciados por los países industrializados para 2020 representan una reducción de entre el 12% y el 16% en sus emisiones respecto a 1990, lejos de los indicadores marcados por los científicos que sitúan esta reducción entre 25 y 40% si se quiere conseguir la eficacia necesaria. EEUU sólo ha comprometido una reducción real de un 4% y se queja de la falta de obligaciones de las economías emergentes, especialmente de China que es el mayor contaminante mundial.
Protocolo de Kioto. Los países en desarrollo están preocupados por la falta de atención que se presta al segundo período del Protocolo, que debería comenzar el 1 de enero de 2013. Ante la imposibilidad de concluir un acuerdo vinculante en Copenhague, insisten en que hay que conservar este tratado, único instrumento legal internacional que impone límites a los países industrializados (con la excepción de EE.UU. que no lo ha ratificado). Pero Canadá, Japón o Australia -que se han quedado muy lejos de los compromisos que habían adquirido, al contrario de la Unión Europea- son muy reticentes a ello.
Mecanismos de control, aplazamiento y verificación de los compromisos. Estados Unidos quiere que las reglas sean válidas para todos, tanto para los países industrializados como para los países en desarrollo. La ONU recuerda que según el acuerdo de Bali (en 2007) sólo las acciones emprendidas por los países en desarrollo con apoyo financiero y tecnológico internacional deben someterse a un mecanismo de control, aplazamiento y verificación exterior. China ya advirtió que no aceptaría un control internacional de sus planes climáticos.
Financiamiento. La lucha contra el calentamiento climático implica decenas de miles de millones de dólares anuales a partir de 2013 para ayudar a los países en desarrollo a frenar el aumento de sus emisiones sin obstaculizar su desarrollo económico y apoyar a los más vulnerables y pobres para que puedan adaptarse a la nueva situación. Esta adaptación sólo requerirá de unos 58 mil millones de dólares en 2013 a unos 87 mil millones en 2020. El hecho de que los países más débiles necesitan una ayuda inmediata (2010-2013) de entre 7 mil y 10 mil millones de dólares anuales durante tres años parece suscitar consenso.
La forma jurídica del futuro acuerdo. El texto que debe ser adoptado el viernes por los jefes de Estado debe remitir a un calendario y adoptar una forma jurídica que permita convertirlo antes de finales de 2010 en un acuerdo vinculante. 25% es el mínimo que deben reducir sus emisiones los países ricos, según un texto borrador de la ONU. Naciones en desarrollo insisten en reducciones de al menos 40%. 14-18% en la reducción de emisiones es la oferta que han propuesto hasta ahora las naciones más industrializadas.
Así las cosas, cuesta mucho creer que la puesta en marcha de medidas en firme para el intento de “salvar” el clima mundial sean asumidas por los países desarrollados y los emergentes con la fuerza necesaria. Mucho me temo que nos quedemos como siempre a medio hacer, a conseguir unos acuerdos de mínimos que no contentan a nadie para continuar destrozando las pocas opciones que tenemos de tener un planeta más limpio y posible.
Paco Pineda.
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