LA REFORMA DE LAS NACIONES UNIDAS. II EL CONSEJO DE SEGURIDAD.
Parece que la clave de la Reforma del Sistema estará en introducir los cambios necesarios en el Consejo de Seguridad que actualmente no gusta a nadie su composición. La primera cuestión a dilucidar es si los miembros permanentes con Derecho a Veto, continúan con él o no. El derecho a veto fue una decisión que quizás tuviera su sentido en la creación de la ONU, ya que había que perfilar unos consensos difíciles de obtener y el veto se presentaba más como una garantía de dichos consensos que como imposiciones de los países en poder del mismo.
El Consejo de Seguridad debería estar formado por un número de países cercano a los 24, de los cuales 8 de ellos fueran permanentes: EEUU, China, Reino Unido, Francia, Rusia, (los actuales) más India, Brasil y Sudáfrica. Ninguno de ellos con derecho a veto, pero se podrían introducir las cláusulas de porcentaje en la toma de acuerdos de tal forma que se precisarán los 2/3 para la adopción de determinadas cuestiones y de la mayoría del 50% + 1 en el resto de temas.
Los 16 países restantes tendrían que ser rotativos dependiendo dicha rotación en dos grupos. Un primer grupo de 8 países que tendrían una presencia en el Consejo por un periodo de dos años y un segundo grupo de 8 países cuya presencia sería rotatoria cada año. Con ello se garantiza una mayor implicación de los países en el propio Consejo y un cambio de posibles alianzas en temas “conflictivos” que hagan del Consejo un órgano vivo en la toma de decisiones.
En el primer grupo de 8 países por dos años, estarían 2 del Continente Americano, Dos de Europa, Dos de África y dos de Asia (en Asía se incluiría Australia a la hora de la distribución). En el segundo grupo de países por un año, estarían 2 de América, 2 de Europa, 2 de África y dos de Asia. Ello significaría que en el Consejo de Seguridad habría una composición continental distribuida por Continentes de la siguiente forma:
América tendría 6, Europa tendría 7, África 5 y Asia tendría 6.
La propuesta inicial de modificación del Consejo de Seguridad supone una mayor implicación de los Estados miembros, una rotación suficiente para garantizar la pluralidad mundial y un acercamiento de todos los países y continentes a los problemas que afectan al planeta.
Posteriormente, habría que ir profundizando en un cambio gradual del funcionamiento de la propia ONU, acercándonos más a un posible GOBIERNO MUNDIAL, que a una estructura coyuntural. Es decir, llegar a constituir un verdadero parlamento mundial que sería la actual Asamblea de la ONU, donde se pudieran constituir una especie de Ministerios Mundiales que marcaran las líneas estratégicas de futuro. Esto parece un poco lejano y suena a ciencia ficción, pero será la única forma de conseguir un funcionamiento mucho más eficaz y democrático y colocará a las Naciones Unidas en el marco que le corresponde: Mayor poder político y mayor eficacia en las gestiones propias de una Organización de carácter mundial. Se da por supuesto que los líderes mundiales pasarán a ser estadistas del Globo, sabiendo aparcar convenientemente sus intereses particulares para trabajar en un escenario donde todo está globalizado y la interrelación es total.
Para llegar a eso todavía es un poco pronto. Pienso que el nivel de los políticos actuales no está a la altura de dicho planteamiento pero habría que ir dando algunos pasos hacia ello. Por eso la constitución que se propone del Consejo de Seguridad es un primer paso para ir consiguiendo la implicación y la participación en la toma de decisiones de carácter global que sirva de enseñanza para el futuro a emprender.
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