miércoles, 27 de enero de 2010

VENEZUELA

La renuncia en su cargo del Vicepresidente del Gobierno, de su esposa que era Ministra de Medio Ambiente y del Presidente del Banco de Venezuela, unido al cierre de una cadena de televisión, los constantes apagones por escasez de energía eléctrica y las movilizaciones permanentes que se dan en el país, ponen en la cuerda floja al Presidente Chávez, quien lejos de amilanarse saca pecho y siguiendo las consignas utilizadas en Cuba durante decenios nos indica que: “todo es una maniobra orquestada por el imperialismo”. Con la devaluación del bolívar se ha producido una inflación más galopante y muchos negocios han querido hacer su particular agosto aumentando los precios de inmediato a sus stocks para sacar mayor beneficio. La inseguridad ciudadana en las grandes ciudades, sobre todo en Caracas, donde se producen más de cincuenta asesinatos semanalmente, convierte a esta ciudad en la tercera más peligrosa del mundo después de Bagdad y Ciudad Juárez. Todos los puntos anteriores, unidos a la generación de un clima pre bélico con Colombia con la intención de mantener en vilo y unida a la población venezolana, colocan al presidente en una posición bastante negativa de cara a las elecciones legislativas que se realizarán en el país en diciembre de este año. Hasta ahora Chávez ha contado a su favor el tener una oposición bastante dividida, cosa que está cambiando al unirse muchos grupos políticos de la misma, y con un apoyo fuerte de los cinturones de pobreza más necesitados del país. Pero cuando cierto desabastecimiento ha aparecido el apoyo tan firme de las poblaciones ya no lo es tanto. Si Chávez piensa que los venezolanos aguantaran cincuenta años de penalidades como en Cuba, se está equivocando de todas todas. No se puede estar permanentemente pidiendo confianza a la ciudadanía cuando lo que tiene que hacer cualquier gobierno precisamente es dar confianza a los habitantes del país en las reformas que inicie. En este caso es al contrario, pues cada una de las propuestas que pone en marcha el gobierno bolivariano crean mayor desazón entre la población y de todo menos confianza. Lo más probable es que la oposición aumente su representación en las legislativas si sabe organizarse y hacerlo bien. Pero Chávez puede volver a gobernar por decreto como ya lo hizo hace dos años. Siendo pocas alternativas las que tiene el país, todo parece apuntar a un posible cambio de posiciones en el campo de juego.

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