domingo, 11 de julio de 2010

CRECIMIENTO ECONÓMICO.

Algunos países de América Latina y de Asia están logrando que en plena crisis mundial sus economías crezcan por encima de las previsiones del FMI. Es el caso de Brasil, en América Latina, que teniendo previsto un crecimiento del 5’8 para 2010, va a terminar el año por encima del 7%. En Asía, el caso de China es el más relevante, pues ante la previsión del Fondo de un crecimiento de un 9’6% lo superará este año pasando del 10’5, al igual que India que pasa del 5’5% al 7. Argentina tenía un estimado del 1’5 y está superando el 3’5. Estos datos se repiten en la mayoría de los países latinoamericanos y asiáticos, con algunas excepciones, que como mínimo han cubierto las expectativas de crecimiento del organismo financiero internacional. Ello quiere decir que las economías de ambos continentes han dibujado su crecimiento en forma de V, al contrario de lo que está ocurriendo en Europa, donde los dientes de sierra se hacen permanentes en los mismos ciclos temporales de una forma generalizada, existiendo además casos como el de Grecia, España, Portugal e Irlanda, donde la gráfica baja estrepitosamente por debajo de la media. Las consecuencias de esta situación acarrean algunos efectos a tener en cuenta. En primer lugar, los países emergentes cuentan con mayor flujo de caja para iniciar políticas redistributivas y desarrollar sus acciones en salud, educación y creación de empleo. Es el momento de que los políticos de turno sepan aplicar con raciocinio y control necesarios la buena inversión de sus recursos. De hacerlo mal en estos momentos de cierta bonanza podrían perder la gran oportunidad de dar un salto en la integración social y política de sus países. En segundo lugar, el inevitable peligro de que muchas inversiones de la banca europea estén mirando hacia estos países, especialmente Brasil, China e India, en detrimento de la inversión en sus países de origen. Ello puedo ocasionar un vacío de aplicaciones crediticias para pequeñas empresas y familias, favoreciendo las inversiones en los sectores de crecimiento de terceros países. El dinero llama al dinero y lamentablemente los intereses de la gran banca siempre han funcionado así. Quizá en un intento de ponerle puertas al campo habría que ir pensando en la obligatoriedad a los bancos para limitar sus inversiones en el exterior, ya que se da la paradoja de que con los ahorros públicos y privados de los europeos estemos apoyando inversiones rentables para los bancos en el exterior haciendo descender el crédito disponible para nosotros. Pienso que se hace necesario el tomar decisiones intermedias que apoyen aún más el crecimiento e inversiones en los países emergentes pero que al mismo tiempo la inversión en la creación de empleo y créditos sea apuntalada en la economía europea. En España, el fenómeno de las Cajas de Ahorro puede paliar en parte esta situación, ya que su mercado está muy concentrando en la población española, así como su obra social. Pero si no contamos con un apoyo de inversión fuerte de la banca privada difícilmente saldremos del atolladero del crecimiento en nuestra economía.

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