sábado, 27 de julio de 2013

ANDALUCÍA, ¿VUELVE EL HAMBRE?

Los datos sobre el desempleo en Andalucía son escalofriantes a pesar de la última EPA que no hace sino recoger los contratos estacionales. Mucho más preocupante el número de familias en las que ningún miembro trabaja y la reducción de las ayudas y subsidios cada vez a más personas.

El turismo ha vuelto a salvarnos este verano con un incremento mínimo sobre el año anterior, gracias a las revueltas en Túnez, Egipto y Turquía, que nos han derivado cientos de miles de extranjeros. Pero a nadie se le escapa que el verano se termina y nos espera un otoño demasiado duro y un invierno absolutamente helado.

Además del turismo, Andalucía ha repuntado en el consumo de frutas y hortalizas (más baratas para llenar la canasta) así como de la carne de pollo, en detrimento del cerdo y la ternera. Nuestro aceite, que sostiene la economía de decenas de miles de familias, también se encontrará con problemas en la próxima cosecha por la alta competitividad en el mercado internacional de la producción brasilera para el consumo americano y la bajada del consumo en nuestro país.

Es cierto que si uno realiza una fotografía de lo llenos que se encuentran los chiringuitos, restaurantes, bares, hoteles y hotelitos, puede hacerse la pregunta de ¿dónde está la crisis?. Pero no es menos cierto que todos sabemos en Andalucía que lo peor de la misma está por venir.

Mientras el gobierno andaluz de la autodenominada izquierda se dedica a recomponerse invirtiendo un tiempo precioso a sus temas de partido y la derechona continúa en la inopia más absoluta, los andaluces miran con pavor el futuro que les espera sintiéndose más desolados que nunca, abandonados a su suerte.

Les encantaría a los socialistas instaurar la cartilla de racionamiento para productos básicos a sabiendas del populismo que ejercería sobre la población. No han sabido (o no han querido) hacer su trabajo durante más de 30 años al frente de la Junta de Andalucía. Hemos contado con una ayuda europea multimillonaria y con tiempo suficiente para perfilar nuestro Plan Estratégico de Desarrollo que diera como resultado la diversificación de nuestra economía y sentara las bases para una mejor redistribución de la riqueza. Pero se han quedado estancados en el subsidio, la subvención, el amiguismo y las bocas agradecidas calculando el rédito electoral que ello les reportaría. Han dilapidado la oportunidad de construir una nueva Andalucía centrándose en exclusividad en el mantenimiento del poder por el poder.

Por suerte cada vez son más los andaluces que les van a reclamar su responsabilidad a esta izquierda vetusta, aletargada y trasnochada. Y lo harán en las urnas eligiendo otras opciones de savia nueva que no viva anquilosada en el siglo XX y en la guerra fría, sino que esté pendiente del porvenir de esta tierra maltratada.


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